entrevista exclusiva

Darío Grandinetti: “Para el rol me puse mucho en el lugar del padre”

Uno de los actores argentinos más talentosos extiende su gran momento a nivel internacional con el estreno de Honor.

Atresplayer Premium acaba de estrenar en España y todo el mundo Honor, producción que adapta la serie israelí Kvodo, de la cual ya se han hecho varias versiones, y ahora tiene a Darío Grandinetti al frente del elenco. En la entrega, encara a un juez que ayudará a su hijo a salir de una situación complicada que lo podría llevar a la muerte. En exclusiva para Argentina, Hoy dialogó con Grandinetti para conocer más de esta producción de ocho episodios.

—¿Cómo estás viviendo este nuevo estreno? ¿Ya recibiste los primeros comentarios sobre tu rol en Honor?

—La verdad es que son buenos los comentarios de la serie, estamos conformes, yo estoy muy conforme, este próximo domingo ponen el tercer episodio. Las críticas hasta ahora han sido muy positivas.

—¿Vos habías visto alguna de las versiones anteriores?

—No. Cuando me ofrecieron el proyecto vi el primer capítulo de la americana, porque estaba disponible, y a la israelí, que era la que más me interesaba, no tenía acceso yo donde estaba, pero bueno, vi un solo capítulo y no quise ver más porque yo qué sé, también sabía que la versión iba a ser distinta, y no quería tampoco recibir influencia, la verdad.

—Contame un poco: ¿cómo fue preparar a Martín, este padre que toma una decisión para poder acompañar, de alguna manera, o tratar de salvar a su hijo?

—Primero entender, como uno es padre, hay algunas cosas que se entienden, y para poder actuarlo, no juzgarlo, no ponerme encima de su moralidad, porque es un hombre que evidentemente la está pasando muy mal, muy mal, porque tiene la prioridad absoluta de cuidar la vida de su hijo. Y cuando se da cuenta de que si entrega a su hijo lo van a matar, entonces incluso tiene que ponerse por encima de su ética, de su moral, de, como decía, su honorabilidad. Intentando resumir, porque no es tan sencillo como esto, me puse mucho en el lugar del padre.

—Ahí hablabas un poco de esto de no juzgar a los personajes. ¿Eso es clave también, tanto en este rol como en otros que te hayan tocado?

—En todos, porque si no, uno se pone por encima y le mete su juicio, y no el derrotero real del personaje. Hay que, digamos, tratar de despegarse lo más posible de la intención primera de uno como persona; compararse y ver qué haría en ese lugar, pues no, son personajes, no son personas.

—Paco Márquez, quien hace de tu hijo, dijo que cuando hizo el casting y ya te vio se puso contento. ¿Cómo fue la conexión con él para crear este vínculo tan especial en la serie?

—Me pidieron que participara del casting definitivo y elegir entre tres chicos, y este fue el primero, y yo me acuerdo que pensé y dije: “Pucha, ¿y si me gusta el primero y vienen otros como este, y se queda afuera y es buenísimo?”. Finalmente lo eligieron a él, y los otros dos chicos que eran muy buenos también participan de la serie en distintos personajes. Con Paco la relación fue fantástica, la verdad. En serio, me di cuenta de que entendía lo que le pedían. Ya en el casting le hicieron un par de marcas y él las entendió enseguida. Tenía un par de directivas, y dije qué dúctil es. Me pareció que respondía, reaccionaba muy rápido. Y bueno, la verdad es que es buenísimo y es un chico fantástico, nos llevamos muy bien, nos divertimos, es muy divertido él también. Es de un pueblito pequeñito, bueno, no tan pequeñito, pero de un pueblo así, más afuera de Sevilla, y es un encanto de chico, la verdad, y muy buen actor.

—La serie habla no solo del honor y la ética, habla también de la Justicia. Uno ve desde Argentina esa velocidad con la que trabaja todo el sistema o todo el aparato de la Justicia, la Policía... y hasta siente a veces envidia. ¿Qué te pasa a vos cuando te toca trabajar en producciones de afuera y ves un poco esto también?

—No, no me corre y no trazo ningún paralelo con el estado actual de la Justicia argentina porque no entra en ninguna ficción, está basado en ficciones. Han puesto a trabajar a la Justicia a buscar cosas que no existían, que se sabía que no iban a encontrar; se sigue haciendo eso, se gasta dinero, tiempo, sueldos de gente que trabaja para eso, para por ejemplo excavar la Patagonia o agujerear paredes, y cuando tienen que investigar sabemos para qué lado investigan y para qué lado no, pero no necesito hacer una serie para saber eso, pienso en esto y no estoy haciendo la serie.

—Te saco de la serie: seguís recibiendo premios por tu rol en Empieza el baile, ¿cómo vivís también eso?

—Me alegra mucho, porque es una película que hicimos con mucho cariño, por la historia que contamos, y mucho cariño entre los que hicimos la película, los que nos conocíamos y los que no. La verdad que trabajar con Jorge Marrale, con Mercedes Morán, es muy fácil, y con Marina Seresesky, la directora. Además fue muy afectuoso, con mucho cariño, con mucha ternura, y nos divertimos y la pasamos muy bien. Pero también fue muy duro, rodando en Argentina, nos tocaron en Rosario unos días de cuarenta y pico de grados, y en Mendoza también nos tocó calor y algunas tormentas en la montaña, y luego no podíamos huir de donde estábamos trabajando, pero todo con muchas ganas y mucho cariño por todo lo que estábamos pasando y la historia que estábamos contando.

—¿Cómo sigue el año de trabajo? ¿Hay más proyectos en España, en Argentina, por estrenar?

—No, de momento no. Me voy a quedar en España unos meses más y luego ir a Rosario a ver a mi vieja, y voy a estar un tiempo ahí, y hay unos proyectos que no están confirmados todavía.

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