entrevista

Fernando Martín Peña: “El mayor acervo del audiovisual argentino está en manos privadas”

Un libro y una película en el Bafici revitalizan la figura de uno de los hombres claves de la cinefilia y la preservación cinematográfica.

Diario de la Filmoteca, re­cientemente editado por Blatt & Ríos, y La vida a oscuras, de Enrique Bellande, que se verá el próximo miércoles a las 21 en el Bafici, tienen a Fernando Martín Peña en el centro. Con él hablamos para saber más detalles del libro y sobre su participación en la película.

—¿Cómo estás viviendo estas ­semanas en donde salió tu libro y ahora en el Bafici se va a ver la ­película?

—Estoy muy contento. Cuando publicás algo, como armar un libro siempre lleva muchísimo tiempo, por un lado es una sensación así liberadora, y por otro es una instancia de comunicación con los demás bastante intensa. Vos ofrecés algo y estás esperando a ver qué le parece a la gente que lo compró, entonces es un momento muy lindo, muy agradable. Y lo de la película yo lo vivo bien también, sobre todo por Enrique, porque él es un poco como lo que te decía antes respecto de mi libro. Enrique ha estado trabajando en la película esa desde el año 2015, entonces supongo que él lo debe estar, también para él debe ser bastante catártico librarse de ella de una vez. Además cuando vi la película vi a otra persona.

—¿Y cuando volviste a los textos para el libro te pasó algo parecido? ¿O te reconocías en esos apuntes?

—No, en los textos sí, porque los ­textos sí son míos, entonces ahí el procedimiento es otro muy distinto, desde cierta época llevo apuntes cuando veo algo para después ­acordarme, porque no tengo muy buena memoria, entonces sobre todo me anoto las impresiones que las películas que veo me dejan, ­porque eso después me sirve para programar.

—En el libro mencionás muchos títulos a los que no se pueden acceder. ¿Qué pasa cuando leés o releés esos materiales y también sabés que esa película por ahí o no existe más o no está, o la copia sigue buscándose y demás?

—Sí, bueno, siempre se lamenta la inexistencia de la institución, porque la falta de eso hace que un particular o varios, los que haya, que nos hemos dedicado a juntar películas, tengamos una relevancia que no tendríamos que tener, la verdad que no tendría que ser en ningún lado. El mayor acervo del audiovisual ­clásico argentino está en manos privadas, no existe eso. Frustración no es, porque yo la verdad que todo lo que yo pude hacer lo hice, y de pronto yo me endeudé en su momento con el laboratorio y todo, pero hice las copias que necesité hacer y hasta donde llegué las hice, hasta donde el laboratorio existió las hice, así que no siento nada de negativo, pero sí tengo la certeza absoluta de que muchísimo más trabajo se podría haber hecho si hubiera una institución que multiplicara el efecto de lo que uno hace de una manera total.

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