entrevista
Gabriel Goity y Gastón Cocchiarale revelan detalles de El encargado
La exitosa serie protagonizada por Guillermo Francella, que pronto estrenará una segunda temporada, tiene a esta dupla como coequipers.
Sin dudas, una de las revelaciones del año pasado en materia de series fue la entrega que se titula El encargado, que cuenta con el trabajo estelar de Guillermo Francella en el rol central, acompañado por un gran elenco que incluye a Gabriel Goity (Zambrano) y Gastón Cocchiarale (Miguel). Asimismo, esta entrega fue creada por Mariano Cohn y Gastón Duprat.
En esta historia, los buenos muchachos narran las aventuras de Eliseo (Francella), el encargado de un edificio que, a espaldas del consorcio que lo emplea, hace uso y abuso de la posibilidad que tiene de vigilar y entrometerse en la vida de todos los residentes.
Durante una entrevista íntima con este multimedio, los actores de la serie exitosa que fue realizada íntegramente en Argentina, el Puma Goity y Gastón Cocchiarale, nos cuentan detalles de la producción.
Además, recorren sus experiencias en la vida real, se expresan sobre la vivencia en la ficción y mucho más.
―¿A cuántos Eliseos tuvieron en sus vidas en diferentes momentos, habitando diferentes espacios? ¿Les pasó alguna vez que se encontraran con una persona con estas notables características?
―Gastón Cocchiarale: Así como Eliseo no, por suerte. Está bueno porque un poco es esa la idea de la serie, tomar un personaje emblemático, como es en Argentina el portero, el encargado, que tiene este poder de tener la información de todos los vecinos y del espacio que transita, que es el edificio. Y bueno, un poco lo creativo y lo divertido creo que es que Mariano y Gastón tomaron esta idea para jugarla a fondo, desde un lugar muy crudo y con un humor muy ácido y muy al borde todo el tiempo, transitando con este portero que tiene esa data y que la juega a favor o en contra y la exprime a todo lo que da, y me parece como un hallazgo creativo eso que hicieron con la figura del portero en esta serie, ¿no?
―Gabriel Goity: Sí, bueno, un poco hablando de la figura personal, siempre digo, hay que hacerse amigo del portero y del comisario, y del juez también, pero también del portero. Y en este caso, en lo que refiere a esta ficción, está maravillosamente reflejado todo el poder que pueden llegar a tener, y también sus debilidades. Y particularmente con mi personaje, que es una persona sin muchos escrúpulos, por no decir ninguno; es el impedimento para él para llegar a hacer los negociados que necesita, y encuentro en Eliseo a alguien muy parecido, pero que juega desde otro lugar, lo que le da también una posibilidad de hacer mucho más negocio que el personaje que interpreto yo, que es un abogado que está más expuesto. Entonces me parece que es jugosísimo, y parece el hallazgo de este libro en el lugar que lo pone al encargado, en el lugar de poder inmenso, y la inevitable necesidad de tener que negociar con él. Así que bueno, es sumamente atractivo. Y después bueno, como se diría, todos somos “Eliseos” en algún lugar.
―Claro, todos tenemos dos caras…
―GG: Todos tenemos dos caras.
―¿Cómo fue reencontrarte con Guillermo Francella en un proyecto estelar que ya va por otra temporada más?
―GG: Oh, fue un hecho glorioso. La verdad que sí, ya me estaba poniendo un poco: “pero ¿qué pasa? ¿Qué pasa? Charlémoslo. ¿En qué fallé? Contame, soy yo”. Pero bueno, también está bueno, porque somos muy amigos y eso da las claras también que bueno, nos vemos mucho, pero en un momento dije, “pero qué pasa”, y bueno, fue hace dos años casualmente que vino este proyecto, justamente para mi cumpleaños me llamó un día para invitarme a participar de este proyecto, y me llamó y me dice “feliz cumpleaños, mi amor”, “trabajo con el tío, por fin, pensé que no me querías más como actor, pero sí, me querías como ser humano y no como actor”.
―¿Cómo llegaron al proyecto? ¿Qué nos pueden contar sobre el rodaje? ¿Qué aristas destacan?
―GC: En mi caso, la convocatoria también llegó del lado de Guillermo, que le sugirió mi nombre a Gastón y a Mariano y bueno, automáticamente nos pusimos a trabajar con ensayos y toda la previa al rodaje, que fue muy oportuna porque llegás al rodaje colocado desde otro lugar, y esos tiempos uno como actor los valora mucho, porque poder llegar a un rodaje ya en caliente y con las cosas más claras comprendidas y con todo el arco de los personajes... por ahí eso no se daba antes. Los ensayos estaban buenos porque ensayamos de repente las dos o tres primeras escenas de la serie, entonces, claro, tenés una comprensión del arco que va a recorrer la serie, que cuando llegás al rodaje es articular eso. Y eso, uno como actor lo agradece enormemente. La posibilidad de trabajar con Guillermo, que es un aprendizaje de esa gente que te enseña sin darse cuenta de que te está enseñando, y eso uno como actor lo valora un montón.
―GG: La primera reunión que tuvimos con Guillermo, mandó dos libros, me los comí así, que es la mejor señal, porque quería saber cómo seguía. Me acuerdo que nos juntamos con Gastón y con Mariano y hablábamos de las escenas que teníamos en el primer y segundo capítulo, y nos encontramos con que él sabía la letra como yo, yo ya la sabía. Entonces nos miramos y bueno, sí, viste la escena, pará, vamos a actuar. Como en el potrero, agarramos los pulóveres, traé una cámara y empezamos ahí a meter el cuerpo, así que qué te puedo decir, eso pasa muy pocas veces, esa hermandad en cuanto al compromiso con un proyecto y las ganas de laburar. Y bueno, y así fue que nos sacamos la campera, hacía frío y empezamos, así que imaginate. Eso es glorioso, porque lo que tiene Guillermo es que él trabaja como si tuviera deudas, él trabaja como si no lo conociera a nadie, como si tuviera que rendir cuentas, como si tuviera que pagar, es así, y eso a mí me encanta. Los verdaderos grandes son esos, los que laburan con hambre y con rigor. Cualquiera que se dedica a esto y tiene un poco de sangre, me encanta.
Los inicios en una propuesta preciosa
―¿Qué fue les gustó de sus personajes? ¿Qué aristas los conquistaron?
―GC: En mi caso, fue muy sencillo conectar con lo que tenía que trabajar, porque bueno, más que el personaje me entusiasmaba el vínculo, este vínculo de maestro alumno que siempre es agradable de ver y es disfrutable, del hombre que le pasa sus saberes a este joven que está intentando aprender un oficio. Me parecía muy conmovedor, muy divertido y un poco también a lo que se jugaba en lo real, de Guillermo hacia mí, de mí hacia Guillermo, era un poco ese vínculo que se estableció, e intentábamos llevarlo a los personajes también.
―G.G: Lo más rico, lo que traté de trabajar, lo que trabajé, en definitiva, de Zambrano, es justamente lo que omite, ahí está, radica el personaje, no lo que dice, sino lo que no. Así que eso me pareció apasionante, la línea de pensamiento, eso como constante.