ENTREVISTA

Gabriel Rolón: “El arte, como la verdad, siempre es incómodo”

En diálogo con diario Hoy, el mediático analista brindó detalles de la nueva puesta en escena que lo trae a la ciudad de las diagonales.

Bajo una nueva obra que lo tiene como protagonista, Gabriel Rolón regresa a los escenarios en dos funciones que tendrán lugar el 18 y 19 de marzo en el Teatro Metro de La Plata. Es por ello que el analista mediático fue entrevistado por este multimedio y brindó los detalles respecto de su nuevo formato.

—¿Cómo explicarías el éxito sobre los escenarios gracias a tus palabras?

—Me gustaría creer que las personas vienen por un pacto de honestidad. Saben que mi compromiso es entregar todo de mí para que se lleven alguna idea o emoción que no tenían antes de ver la obra y yo sé que ellos acompañan mis pensamientos con calma y con la mente abierta.

Mis obras se construyen en base a palabras que bordean ideas y sentimientos profundos. Intentan escapar de los lugares comunes. Pretenden ser incómodas y movilizantes. El público lo sabe, lo acepta y renueva ese acuerdo con cada nueva propuesta. Lo cual me conmueve mucho.

—¿Cuál es la palabra plena para Gabriel Rolón? ¿Qué detalles podrías dirimir?

—Responder esa pregunta me obligaría a spoilear la obra, como se dice ahora. Porque Palabra plena recorre todo un camino para que el público comprenda qué es una palabra plena y, en todo caso, cuál es la que nos define a cada uno de nosotros. Pero, para no escaparle del todo a la pregunta y resguardar el misterio, puedo decirte que soy un hombre que ha comprendido que debe hacerse cargo de sus decisiones sin culpar a nadie más por los costos que tengan, un analista que toma el desafío de difundir una teoría noble y compleja y, por sobre todas las cosas, alguien que apuesta a la honestidad y acepta que en algún momento el precio de eso puede ser la pérdida del éxito.

—¿Cuál es el meollo de la obra? ¿Qué características están intrínsecas en su génesis?

—La obra toma una historia basada un caso clínico real que es dramatizada sobre el escenario. Carlos y yo recreamos lo que pasó en verdad en mi consultorio hace muchos años. Pero de pronto se rompe “la cuarta pared” y aparece el diálogo directo con los espectadores.

Entonces, apoyándonos en el ejemplo del caso comienzan a desarrollarse temas tales como el duelo, el efecto traumático, la diferencia entre la angustia y el dolor, la aparición de lo horroroso, el deseo o la importancia de nuestra historia infantil en las personas que somos hoy. Y sobre todo, la distancia que hay entre la palabra vacía, la del hablar cotidiano y la palabra plena, la que puede cambiar nuestra vida.

—¿Qué problemáticas contemporáneas ponés sobre las tablas?

—Los temas que trata la obra, algunos de los cuales te acabo de nombrar, son eternos. El psicoanálisis recorre un mundo humano, sensible y, sin dejar de contemplar los cambios que los tiempos conllevan porque como decía Freud los síntomas toman la modalidad de la época, se adentra en cuestiones que han habitado y habitarán a todo ser humano desde el comienzo al fin de esas épocas.

La sexualidad, el miedo, los mandatos, la vergüenza, la necesidad de llenar un vacío permanente, los sueños y frustraciones que debemos enfrentar por el sólo hecho de estar vivos.

—¿Cómo innovás para volver con tus puestas en escena sin caer en los mismos lugares? ¿Se puede llevar a cabo?

—Esta vez el formato es mixto. No se trata de una obra dramatizada en su totalidad, como El lado B del amor, por ejemplo, ni de una charla cara a cara con el público, como Entrevista abierta, sino de una combinación de ambas propuestas.

Me pareció interesante no renunciar a lo actuado, lo puramente dramático y tampoco a mi deseo de exponer conceptos que creo fundamentales para pensarnos aquí y ahora.

A doble función en La Plata

—¿Por qué recomendarías al público que concurra a la obra? ¿Qué tendría de especial esta cita con los seguidores?

—Jamás haría eso. Hay tantas obras buenas que me parecería una pedantería recomendar la mía. Pero sí me encantaría invitarlos a compartir juntos un momento de pensamiento. Un momento donde no esquivaremos la mirada introspectiva ni la incomodidad de pensar en cosas que nos interpelan. Pero así debe ser.

El arte, como la verdad, siempre es incómodo.

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