Jean Carlos: el cuarteto con sello dominicano

El músico, quien supo hacerse un lugar entre los grandes del género, aportando instrumentos y melodías de su país de origen, repasó sus comienzos y habló sobre su entrañable amistad con Rodrigo 

Nacido en República Dominicana, el compositor, cantante y bailarín, Jean Carlos, se interesó por el mundo artístico cuando apenas era un adolescente. Influenciado por el grupo Menudo, y mientras trabajaba en una fábrica de zapatos, el comenzó a dar sus primeros pasos en la música. Tiempo después, arribó a nuestro país y eligió  a Córdoba como su nuevo lugar en el mundo. 

Allí conoció el cuarteto y decidió mezclar este ritmo con melodías e instrumentos extranjeros, como el güiro y el tamborín, dando origen a lo que denominó “merenteto”. Esta invención artística llamó la atención del cantante Sebastián, quien convocó al dominicano para que hiciera los coros en sus shows. De esta manera, Jean Carlos tomó notoriedad pública y fue convocado por Trulalá, formación en la que permaneció hasta 1996, cuando decidió lanzarse como solista. 

Así, el llamado “Rey del mambo” se convirtió en sensación y expresó: “Le dimos un valor agregado al cuarteto, incluimos coreografía y percusión, otorgándole un aspecto diferente, tanto en lo musical como en lo visual”. En una charla íntima con diario Hoy, el músico recorrió su carrera y habló de sus grandes referentes: Rodrigo y La Mona Jiménez.

—En tus inicios dabas shows en un centro hotelero, luego formaste parte del exitoso grupo Trulalá y abandonaste la formación para ser solista, ¿cómo fue ese proceso?

—En un principio, todos me aconsejaban que me lanzara por mis propios medios, pero tenía a mi hijo pequeño y me daba temor. Más adelante me arriesgué y debuté frente a 5.000 personas, en uno de los clubes más difíciles de Córdoba. 

El estreno fue sorpresivo y, tras la salida de mi primer disco, supe que mi trabajo ya estaba cimentado, aunque no contaba con un disco en la calle: apenas tenía dos canciones y hacía parte de mi repertorio anterior. Mi álbum salió seis meses después y vendí 60.000 unidades, era el 1 a 1, por lo que resultaba más fácil poder adquirirlo, aunque no todos los artistas tenían la oportunidad de comercializar esa cantidad. Se presentó la ocasión y, desde entonces, hace 23 años que estamos en carrera. 

—El ambiente del cuarteto es muy competitivo, ¿notaste rivalidades con otros colegas?

—Siempre hubo competencia, sobre todo en Córdoba. Los artistas quieren defender sus puestos y hay ciertas rivalidades en cuanto a los lugares en los que se dan los shows. Con el paso del tiempo comenzaron a tenerme en cuenta, porque hacía un estilo completamente particular, sin imitar a nadie. Hoy en día me gané ese respeto, tanto en Córdoba como a nivel nacional.

—La Mona Jiménez y Rodrigo son grandes referentes del cuarteto, ¿estableciste algún vínculo con ellos?

—Con ambos me llevé muy bien, pero con Rodrigo fuimos amigos, compartimos infinidad de momentos, salíamos juntos y hemos trabajado en un disco. Fue un vínculo completamente diferente. Le traje algunos instrumentos de percusión de República Dominicana y tengo los mejores recuerdos de él. Era un loco lindo. 

—Hoy en día están en auge las bandas que hacen cumbia pop, ¿qué opinás sobre este tipo de grupos?

—Sé que se trata de bandas novedosas, pero musicalmente no me gustan. Los grupos de moda están hoy y mañana no se sabe. Una cosa es estar en el oído y otra, en el corazón de la gente. 

—Tras dos décadas al aire, Pasión tropical pudo ganar su primer Martín Fierro…

—Era hora, porque rompe un poco con el mito de la discriminación. El programa debía tener su premio desde hace años. Todos, dentro de lo que hacemos, creamos cultura. Luché contra lo mismo con mi primera nominación a los Gardel. Considero que hay que darle valor al trabajo.

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