Entrevista a Bruno Arias
Jujeño sin fronteras
Bruno Arias con sus 37 años ya se prepara para su sexto disco que será una apuesta novedosa: un álbum tanguero. El artista de Jujuy habló en exclusiva con diariohoy.net e hizo un repaso por su carrera y adelantó su presencia este próximo viernes en La Sachera Peña donde estará presentándose también junto a Demi Carabajal a las 21 horas en Siddharta (46 y 14).
Bruno habla con la tranquilidad norteña del acuyo de coca detrás de las muelas. Ahora está al teléfono en su casa de Capital Federal donde vive hace diez años y a meses de sacar un disco de tango que grabará con el maestro Raúl Mederos desde el próximo mes de diciembre. “Aunque te parezca raro, en Jujuy se escucha mucho tango. Yo era un changuito de 7 años y tengo una imagen de mi abuela lavando ropa y silbando melodías tangueras”, cuenta Bruno Arias, músico jujeño de 37 años que tiene 5 discos con ritmos del altiplano, así como zambas y chacareras que lo retratan como un kolla en la ciudad.
-¿Vivir en Buenos Aires te arrimó más al tango?
- Yo creo que me abrió a la música del mundo. Al fanky, al jazz, al rock y a otras músicas. Soy un melómano las 24 horas del día. Respiro música, duermo música, como música.
- ¿Cómo fue el proceso de transmutación de tu primer disco en 2005 (Changuito volador) a éste momento?
- Creo que hay diferentes etapas de mi vida donde siempre voy buscando algo nuevo. No me conformo con lo que hice digamos, quiero buscar algo nuevo y no estoy pensando si va a ser mejor de lo que pasó. Estoy buscando algo distinto, que tenga que ver con lo que voy sintiendo desde el día a día. Sin engañarme, en el sentido que sea verdadero.
El bohemio y el artista adentro
Se define como un bohemio. Un chango de formación bohemia. Un buscador de canciones, un lector de poetas que también lo atraviesan en su decir artístico como un Germán Churque Choequevilca, un Domingo Zerpa o un Jorge Calveti. Nació en El Carmen, una localidad que se encuentra a unos 23 kilómetros de la capital jujeña en la que mamó desde chico la bohemia de su padre quien tuvo sus programas folclóricos en la radio del pueblo o lo llevaba a Festivales donde oficiaba de locutor y al mismo tiempo le abría las puertas a ese mundo de cantores como Los Chalchaleros, Peteco y Jacinto Piedra o Los Cantores del Alba. Bruno, cuenta, que está lleno de música desde chango y que desde allí se empezó a forjar el artista que está adentro suyo.
-Jujuy es una provincia muy folclórica. Se respira folclore constantemente. Digamos que todos los que nacen allí tienen algo, una predisposición natural. Ahora hay una invasión cumbiera, pero la raíz del folclore está bien fuerte. Yo soy de El Carmen, que es el pago de Cafrune, o sea que desde ahí ya nacemos con un parámetro musical.
El compromiso y la raíz
Los cinco discos de Bruno Arias respiran la misma esencia: el compromiso con la pachamama y la lucha de los pueblos originarios que se transmite tanto en letras como en ritmos de saya, huaynos, bailecitos y carnavalitos. “Cuando me alejé de Jujuy más me acerqué a mis raíces. Al estar lejos de mi provincia comencé a valorar, a reflexionar, a buscar mi identidad mirándome en el espejo: ¿de dónde venís vos?, ¿de dónde sos? Y así me fui convirtiendo en un experto de mi tierra”, cuenta Bruno y agrega que el folclore te lleva a ese espíritu antropológico de querer conocer los orígenes de las canciones además que “si vas componer y pretendes hacer algo nuevo, hay que conocer lo viejo”.
-Tenes una tendencia a apropiarte de canciones, canciones del repertorio folclórico que pasan a ser muy tuyas, ¿Cómo sucede eso?
- Si creo que eso pasa y se puede notar en Kolla en la ciudad, Changuito voz de Urpila, Marta Juana Gonzalez o Pachamama que son canciones que me he ido haciéndome dueño. Pero tiene que ver con el compromiso de uno con la canción. Cuando uno busca una canción que no está grabada, o que si lo está sentís que podría haber sido más difundida de lo que fue; le buscas una vuelta para que eso suceda poniéndole algo tuyo propio y entonces la canción empieza a formar parte de uno. Después, creo que eso la gente lo percibe. Yo creo que cualquiera se puede adueñar de una canción, siempre y cuando lo haga desde un compromiso.
- ¿Cómo fuiste armando tu modo de componer?
Componer es una necesidad del ser humano, de no parecerme a otro, que no me comparen con otro artista. Creo que la composición me ha dado eso: que mi música tome cada vez más protagonismo y sea cada vez más aceptada por la gente. Que las melodías que hago me representen cada vez más, que me den un sentido de pertenencia, de qué vengo de algún lugar: un paisaje, una imagen, un estilo y más personalidad a la hora de cantar. Creo que las melodías me han ido dando eso. Uno cuando comienza a componer tiene miedo de mostrar sus cosas, la gente va definiendo y te va pidiendo tus propias melodías. Si eso no hubiese pasado, no hubiese seguido componiendo.
- Volves a La Plata para tu actuación en La Sachera Peña, una propuesta que renueva la escena del folclore en la ciudad ¿Qué te parecen éstos nuevos espacios y cuál es tu relación con la ciudad de La Plata?
Me pareció muy bueno que chicos jóvenes renueven los lugares para tocar, que sea una peña organizada por músicos también me motiva aún más a ir a tocar. Esta ciudad ha sido muy generosa conmigo. Me brindó su cariño y me contuvo cuando estaba comenzando en el año 2002. Hay mucha gente que me dio una mano, me dio de comer, me dio alojamiento, me compartió su cariño. No tenía una forma de vivir de la música, venía con la ilusión y solamente con la guitarra a probar suerte. En eso involucro a mucha gente de La Plata que aportó para que hoy sea lo que soy, con lo poco que haya sido, o lo mucho, pero fueron importantes en mi carrera y yo no me olvido de esa gente que estuvo conmigo.