Lección de anatomía: teatro para aprender a ser

La pieza más exitosa de la historia argentina se reestrena en la ciudad. El espectáculo venció la censura y trascendió su famosa escena de desnudo total con sus preguntas sobre la vida, el éxito y las relaciones

Lección de anatomía es la obra dramática de mayor éxito de público y permanencia en cartel de la historia del teatro argentino. Debutó en 1972, rodó por distintos países hasta 2008, y ahora vuelve a estrenarse en La Plata como un homenaje a su creador, Carlos Malthus, a meses de su fallecimiento. La cita será hoy y los domingos 8, 15 y 28 de octubre, a las 20, en la sala de 42 entre 6 y 7. 

“Yo no quería, pero él insistió”, dijo Antonio Leiva y miró a su lado. “Ni Carlos (Malthus) ni yo queríamos hacer la obra el año pasado, pero Luciano y los demás actores insistieron. Finalmente, Carlos eligió en noviembre a los intérpretes. Poco después enfermó, y en marzo de este año falleció”, completó Antonio, uno de los primeros protagonistas de la pieza, en la década de los 70, quien luego fue su director repositor y hoy vuelve a dirigirla en memoria de su amigo. 

Sentado a su lado, bajo las luces del estudio y la mirada de su maestro, está el actor y asistente de dirección Luciano Heredia: 19 años, melena moderna, sonrisa y actitud. Esta dupla representa a todas las generaciones que salieron conmovidas, escandalizadas o transformadas de la sala donde Lección de anatomía se mostraba, ya fuera en la Argentina, Brasil o Austria. 

En algún lugar de ese mapa recorrido por Carlos y Antonio, en ese viaje al que ahora se suma Luciano, se encuentra nuestra ciudad. “Tengo mucha empatía con La Plata, porque vinimos en nuestra primera gira con Lección… en el año 72, y la relación con el público fluyó siempre. Veníamos los lunes y llenábamos dos funciones. La gente está muy cerca de lo que pasa en el escenario, por eso me gusta volver”, confió Leiva.  

—¿De qué habla la obra y cómo lo hace?

Antonio Leiva:—La idea es despojarse de todo, no solo de la ropa, como hace el elenco en un momento, sino también de las vestiduras internas, de las órdenes internas que tenemos, para ser nosotros mismos, dejando de lado todo lo impuesto. La obra tiene que ver con eso y con la posibilidad de decir te amo, de poder mirarnos, acariciarnos, reconocernos, sin que ello sugiera un problema. Habla del ser humano preguntándose qué estamos haciendo con nosotros. 

Luciano Heredia:—Yo llegué a la obra investigando, viendo videos, y quedé encantado por la resistencia física que implica la puesta en escena, pero sobre todo por el mensaje, esa advertencia de que algo se está haciendo mal. Los temas que se abordan generan mucha emoción. Nunca me pasó que una interpretación se sienta tan fuerte.

—¿Cómo fue la preparación?

LH:—Esto es un antes y un después, nunca me había preparado así para algo. Fue un proceso muy extenso, de nueve meses, estricto, con preparación vocal y física. Incluso trabajamos con una psicóloga, para ayudarnos con las emociones que se ponen en juego y para entender el texto. 

AL:—Los actores no comprendían por qué tanto trabajo, por qué tenían que hacer y repetir tantas veces lo mismo; recién ahora están dándose cuenta y disfrutando de lo que están haciendo. 

—Hubo resistencias y censura, ¿cómo lo superaron?

AL:—Sí, Carlos fue muy resistido, cada vez que montaba un espectáculo era una ruptura que hacía. Siempre fue criticado, para bien y para mal. Él creaba polémica, y le encantaba. Era un especialista. 

La obra la estrenamos en una época complicada para el país, recibíamos la visita de las fuerzas armadas y eran momentos muy tensos. Pero nosotros siempre resistimos y nunca nos bajamos. Cuando venían a inspeccionar, teníamos algunos trucos, bajábamos las luces para que no se viera bien, algunos juegos así. Pero cuando Carlos se tuvo que ir a Brasil dejó de ser un juego. 

—¿Qué implicancia emocional tiene la escena de desnudez de la obra?

LH:—Al principio fue: ¡Uf! (suspiro), ¡Hay que hacerlo! Lo más complicado es que no se ensaya, se hace en la obra directamente, y eso es terrible. Al principio los actores estábamos con mucho miedo, pero fueron pasando las escenas de desnudo y cada vez fuimos teniendo más tranquilidad, porque no se busca nada erótico, es lo más puro que hay. Quizás es mucho más fuerte lo que viene después, los temas que se tocan, porque el texto te mueve el piso. Yo voy por la calle, todos los días, y me cruzo con el texto. Lo reconozco en las personas con las que trato cotidianamente. 

—¿Qué les enseñó esta Lección?

LH:—Yo era de otra forma y siento que me llegó el mensaje de la obra. Esto de que no nos miramos a los ojos, la necesidad de disfrutar la vida. 

AL:—Creo que Carlos logró condensar en una hora y media las preguntas esenciales sobre la vida, el éxito, y las relaciones. A mí, eso todavía me emociona. 

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