entrevista

Luis Machín: “Las obras se las aplaude pero la ovación de pie no es lo más frecuente”

Así lo afirmó el excelso intérprete sobre la puesta que lo traerá, una vez más, a nuestra ciudad tras una exitosa temporada teatral porteña.

La última sesión de Freud (Freud’s last session) de Mark St. Germain, se presentará mañana en el Teatro Coliseo Podestá, con Luis Machín como el ­doctor Sigmund Freud junto a Javier Lorenzo en el papel de C. S. Lewis, bajo la dirección de Daniel Veronese. ­Diario Hoy dialogó con Machín a días de la presentación sobre la obra y su espectacular interpretación de Domingo Cavallo en Diciembre 2001 de Star+.

—¿Expectativas en la previa a presentarte en nuestra ciudad?

—Con mucha expectativa y ya con la certeza de que es una obra que tuvo una repercusión muy grande, estamos contentos de ir al Coliseo Podestá porque en Buenos Aires ha tenido una repercusión muy grande, paramos de hacerla porque yo tenía otro compromiso y retomamos el 6 de agosto y hacemos todo este mes de julio en gira pero bueno ya con las preventas muy contento porque se confirma la expectativa que tenía, yo por lo menos que la hice hace muchos años y no la hice durante muchos otros, pero ese deseo de volver a hacerla porque tuve la sensación de que todavía había mucha gente que quería verla. De hecho, ahora está viniendo mucha gente que vio esa primera versión donde yo no hacía Freud, sino que hacía de Lewis. Y a medida que fueron pasando los años, bueno, ya me entró muchas ganas de meterme en la piel del padre del psicoanálisis.

—Después de haberte visto, ¿qué te pasa cuando terminás la obra? Porque uno te ve dejando todo y, digo, el personaje te requiere muchísimo. ¿Cómo terminás después de atravesar esta última sesión de Freud arriba del escenario?

—Mirá, siempre cuesta un poquito como reacomodarse y entrar de nuevo, sobre todo viendo lo que le pasa a la gente cuando termina la obra. No es muy frecuente que al finalizar la obra el 99% de las veces se para más del 70% de la sala, se pone de pie para aplaudir. Yo, que hice mucho teatro y que hago mucho teatro, las obras se las aplaude, pero la ovación y la ovación de pie no es lo más frecuente. Que la cuenten como quieran. Es un personaje que, como vos percibís, demanda también una entrega particular, no porque otras obras que yo hice no lo exigieran, pero hay algo que la gente absorbe de esta obra y cómo la recibe que es muy conmovedor y eso también lo es para nosotros.

—Saliendo de la obra, no puedo no preguntarte por la gran repercusión que tuvo tu interpretación en Diciembre 2001 de Cavallo, ¿cómo fue prepararlo?

—Se reafirma algo de lo que estaba diciéndote en relación a la composición de personajes que nos resuenan de manera cercana. Si bien no tenemos muchos registros cinematográficos del verdadero Freud, sí hay algunas imágenes que dan vueltas por ahí, por YouTube, no es una referencia tan cercana como sí la tenemos los argentinos de Cavallo, una persona que todavía sigue vendiendo sus recetas y dando opinión. Y si uno quiere ver al Cavallo de ese momento, ahora es un hombre mayor, basta con hacer un rápido repaso en YouTube, la estampa que nos ha quedado de él de esos años, con Menem y de sus últimos tiempos con el fracaso de las recetas neoliberales con De la Rúa. Cuando se abordan personajes que todavía resuenan en nosotros de manera bastante tangible, como actor se siente una especie de responsabilidad mayor que la que uno tiene cuando parte de cero y cuando es una creación absoluta.

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