entrevista

Luis Machín: “Los artistas estamos acostumbrados a remar en dulce de leche”

Uno de los grandes intérpretes de Argentina se sumerge en un nuevo rodaje que lo lleva a viajar a los siniestros y oscuros años setenta.

En Desbarrancada, de Guadalupe Yepes, Luis Machín encarna a un hombre de poder que, casado con Gina (Carla Pandolfi), deberá lidiar con los deseos de su mujer de tener un hijo y los pedidos particulares de los jerarcas que lideran un siniestro plan. Hablamos con Machín para conocer más detalles de su participación en la película que recientemente terminó su rodaje.

—¿Cómo es estar trabajando en medio de un contexto complicado?

—Si uno lo piensa casi ya en el orden de lo que se puede hacer contra viento y marea, en general, los artistas estamos acostumbrados a remar en dulce de leche, pero la situación actual es muy demoledora, es muy poco estimulante. Por supuesto que estar en un rodaje, uno se siente agradecido con poder estar haciéndolo y la convocatoria que viene, y venimos a tratar no un tema menor. La película toca el tema de la apropiación de bebés durante la dictadura y seguir hablando de lo que nos ha hecho tanto daño a nosotros como pueblo. Es una situación privilegiada y que además es necesario seguir hablando porque hay veces como que cuando todo se limita a la mínima expresión uno podría pensar que lo que hay que hacer son salidas más fáciles, tocar temáticas más y más leves, más superficiales y, sin embargo, esto es todo lo contrario. Esto es meternos en el hueso de una problemática que nos atraviesa desde hace muchos años y que algunos intentan silenciar. Nosotros en el peor momento de la historia del cine argentino en relación con producción elegimos contar una historia que nos ha hecho mucho daño.

—¿Cómo es componer a Carlos?

—De lo que fue la última dictadura militar, eclesiástica y empresarial, es parte, es una de estas tres patas y en la película están las tres. Carlos es un empresario de fábrica de bombones cuya esposa y él no pueden tener hijos. Está muy vinculado con el poder de turno y ejercen en él ese poder para intentar, sobre todo, en el deseo de ambos de tener un hijo, pero ella no quiere acceder a determinados trámites que él si puede hacer. Está en condiciones de intentar hacerlo durante toda la película para satisfacer el deseo de su mujer y de él, pero acá es donde se mete de lleno la temática de apropiación por parte de la participación civil en la última dictadura.

—¿Qué fue lo que más te atrajo del proyecto?

—Yo la conozco a Guadalupe hace muchos años a través de amigos en común. Mi mujer filmó con ella una película anterior, Corte, o sea que siempre fue alguien cercana. Además tiene un empuje muy particular y tiene una forma de llegada muy personal. Yo recibí el guion hace fácil seis años, y siempre ella construyó el personaje pensando en mí, para que lo haga. Esas cosas, viste, nunca se saben, pasan las películas desde que se proyectan hasta que pueden realizarse y pasa mucho tiempo. Hay una espera que se va dando, que realmente se prolonga en el tiempo y después por ahí algunas cosas que no las he podido hacer y otras que yo también le busco la forma. El encuadre, el momento, la fisonomía que tenga en ese momento para hacerla, accedemos ambas partes. Siempre cedemos un poco de lo que estamos haciendo para poder hacer esto otro. En el deseo de Guadalupe siempre estuvo la idea de trabajar conmigo y siempre me pareció que era un guion muy sólido y que además contaba una historia que a mí me daba ganas de hacer. A medida que fue pasando el tiempo le fui haciendo preguntas.

—¿Cómo sigue el año del trabajo?

—Sigo con La última sesión de Freud. Estamos haciendo también una pequeña gira y siempre en El Picadero, de viernes a domingo. Está pendiente de estreno, Cromañón en Prime Video, la verdad que yo quiero y con mucha expectativa el lanzamiento. También con un trabajo muy grande en la producción, importante, un tema que es muy delicado y que tiene todo el apoyo de los chicos que lamentablemente estaban esa noche ahí, en Cromañón, mucha cercanía con gente, con todos con los personajes adultos también. Yo hago de José Iglesias, que fue el padre querellante de la causa, estuvo muy al tanto siempre de todo, e intentamos acercarnos lo más posible a los familiares y a los chicos que estaban ahí esa noche. Fue muy emocionante porque tenemos contacto todavía, nos hemos visto, uno de los chicos escribió un libro sobre lo que fue esa noche y todo el proceso posterior y me invitó a participar a través de una entrevista que va a incluirla en su libro. Así que bueno, lo estoy esperando también con mucha expectativa porque creo que es una serie que va a dar que hablar mucho y que viene siempre bien hablar de los temas que a los argentinos nos preocupan.

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