Lukas Dhont y Angelo Tijssens revelan detalles de la creación de Close
La película llega a los cines tras llevarse el Gran Premio en el último Festival de Cine de Cannes y ser nominada a los Óscar en la categoría de mejor película internacional
Este jueves llega a los cines Close, del realizador Lukas Dhont, escrita junto a Angelo Tijssens. La propuesta, además de ganar el Gran Premio en Cannes, ha sido nominada para los Globo de Oro en la categoría película de habla no inglesa y también en los premios Óscar, que se entregarán el próximo 12 de marzo, compitiendo con Argentina, 1985, de Santiago Mitre.
Diario Hoy dialogó en exclusiva con Dhont y Tijssens para saber más de esta producción que llegará además a MUBI el próximo 21 de abril. Una conmovedora historia de amor, amistad y pérdidas protagonizada de manera extraordinaria por Eden Dambrine y Gustav De Waele.
—En primer lugar, me gustaría agradecerles por su cine, y me gustaría decirles que, si bien en la temporada de premios mi corazón está con Argentina, 1985, me encanta el cine que ustedes hacen...
—Angelo Tijssens: Muchas gracias.
—Tengo demasiadas preguntas, pero primero me gustaría saber cómo trabajaron juntos para construir esta historia extraordinaria.
—AT: Es la segunda vez que trabajamos juntos, lo hicimos anteriormente con Girl, que nos tomó unos años. Siempre hablamos más que escribir. Nos sentamos, Lukas trae sus ideas básicas, y con eso empezamos. Y aquí queríamos, desde el comienzo de la historia, hacer como una pieza de compañeros para Girl, que fue, entre otros temas, femineidad. Lukas realmente quería hablar sobre la masculinidad esta vez, y el largo, casi político, rango de esa palabra. La masculinidad, por supuesto, a veces revoluciona en ser fuerte, independiente, pero también violenta, agresiva, tiene todos estos tipos de términos. Y, como siempre, empezamos a hablar y a preguntarnos el uno al otro, luego reforzamos esas preguntas y esas respuestas. Después cada uno de nosotros escribió su propia versión de un primer borrador o un primer par de escenas. Lo leíamos y hablábamos de nuevo y de nuevo. Y más hablamos, más notamos que también estábamos básicamente hablando de nosotros mismos, de las cosas que hemos encontrado, de las cosas que hemos sentido.
Lukas trajo el libro Deep secrets, de la psicóloga Niobe Way, donde jóvenes de 12 y 13 años hablan de sus amistades, las amistades que tienen con otros chicos. Y si lees esas entrevistas, esas palabras que usan hablan de amor. Hablan como si sus amistades fueran la cosa más importante en su vida a esa edad. Y a sus 14, 15, 17, 18, el lenguaje cambia. No usan la palabra amor más. Se vuelve mucho más performativo, mucho más “masculino”, como esperamos que sean hombres, jóvenes o chicos. Y si bien es un libro americano, están pasando por las mismas cosas que sentimos, que hemos pasado y hemos visto en esas hermosas palabras, fue realmente un puntapié para llegar a esto y hablar de esos temas y hacer un filme, una historia sobre la intimidad, no sobre la sexualidad, no sobre la violencia, pero sobre los efectos después.
Porque una de las otras cosas que había desde el principio es la idea de que hemos visto a muchos hombres estando cerca de los otros en el cine, en la historia de la historia, pero la mayoría de las veces están estrangulando a los otros o están estampando a los otros hasta la muerte o, y eso es más reciente, hay una historia sexual. Y es que los dos chicos, dos hombres jóvenes, estando cerca de los otros, estando cómodos en la presencia de los otros, es algo que nos faltó, que no vimos o encontramos en nuestra cultura popular. Esa es una de las muchas, muchas razones por las que queríamos hacer este filme.
—Mencionás que algunas cosas autobiográficas están en sus películas. ¿Cómo mezclaron este libro que Lukas lee y temas de sus propias vidas en la película?
—AT: Es muy natural, creo. No es como si tuvieras dos listas con lo que es autobiográfico y lo que queremos hablar, es intuición, el hecho de que estás atravesado por algunas cosas es porque eres quien eres y porque sientes el deseo de hablar de eso. Y entonces, ¿qué elemento es autobiográfico o qué elemento sumamos porque fue la mejor forma de hablar sobre ciertos temas? Es menos importante, entonces, todo el filme es autobiográfico y todo el filme es ficción. Solo sirve para la historia que queríamos compartir.
—Lukas, ¿podés decirme cómo encontraron a estos actores extraordinarios y qué tipo de trabajo hiciste con ellos?
—Lukas Dhont: Creo que cuando empezamos sabíamos que tendríamos que encontrar a actores que a los 13 años probablemente nunca hayan actuado antes y que también tendríamos que estar en ese momento muy preciso de tiempo, entre la adolescencia y la pubertad. Así que fui a muchas escuelas alrededor de Bruselas junto con un amigo mío que también se convirtió en el entrenador de la película y vimos a muchos, muchos talentos jóvenes.
Creo que los jóvenes también son actores de alguna manera, realmente entienden esta idea de jugar. Pero algo muy peculiar sucedió con Eden Dambrine, porque estaba sentado al lado de él en un tren, un joven ángel de 12 años, que estaba muy expresivo con sus amigos y también tenía esta contextura física muy frágil, que pensé que era muy interesante para la parte de Leo, porque sabía que ese físico frágil en ese vestido de hockey sobre hielo sería una hermosa yuxtaposición que creo que representa mucho de la película.
Le pregunté si quería hacer un casting para la película, su mamá leyó el script y vino, como muchos otros jóvenes, a nuestros castings, que los hicimos en grupos de unos 25 chicos, donde tratamos de hacer workshops con ellos, solo para ver si les gustaba, si se sentían cómodos. Y queríamos ver lo que proponían. Entre Eden y Gustav hubo una química inmediata, hubo algo sucediendo entre ellos que solo ellos pueden explicar, es algo que compartes con alguien y no con otro. Entonces, cuando vimos eso, cuando vimos esa posibilidad de colaboración entre ellos, creo que nos dimos cuenta de que vimos el nacimiento de una amistad y la posibilidad de realmente representar el vínculo y la intimidad de ellos en la pantalla.
Ensayamos por seis meses, porque lo que quiero evitar son los copiadores de los textos. Ya tienen que hacer eso en la escuela. Quiero llegar a ellos siendo colaboradores creativos para nosotros porque solo en esa forma, cuando se permite la libertad de agregar, creo que sienten que pueden hablar y pensar en vez de actuar. Así que entre esta línea entre el actor y el ser, que siempre busco, no solo con los actores jóvenes, sino también con los adultos, es la forma en que me acerco a la dirección. Estudié en una escuela de cine que combinaba documental y ficción, y creo que implementé mucho de la acción documental en el trabajo con los actores y esa es también la razón por la que, después del primer mes, traigo una cámara y la dejo ser parte de nuestra intimidad, Así que la cámara nos filma, no cuando estamos actuando, sino cuando estamos solo siendo.
Y creo que el uso de una cámara tan presente es un paso muy importante en la creación de una transparencia absoluta entre los actores y la audiencia.