Entrevista Exclusiva

Mariana Mazú: “El cantar y el análisis van de la mano”

Así lo expresó la cantante y psicóloga que recién recibió un premio Gardel y ahora se prepara para brindar un show presencial.

Es psicoanalista, cantante y ama a sus profesiones por igual. De esta manera, Mariana Mazú divide sus días para poder estar a tono con sus compromisos.

Luego de ganar un premio Gardel, dialogó con este multimedio sobre su trayectoria, el camino construido y los proyectos venideros. Además, presentó el evento que dará el 15 de agosto, a las 20 en Rondeman, un espacio situado en el barrio porteño de Abasto.

—¿Qué se siente recibir este ­galardón?

—Esta premiación para mí es mucho más que un premio. Me pasaron un montón de imágenes, personas, momentos lindos y difíciles. Toda una historia mía y de otros. Un camino detrás y uno que se abre. Por eso no hay palabras para estas cosas, por más que uno quiera encontrarlas y expresarlas, es imposible. Gratitud creo que es la que primero me sale.

—¿Qué es lo que te atrapó de la ­psicología? ¿Cómo aunás ambas profesiones?

—Siempre me interesó la interpretación de los sueños, el inconsciente. Primero me interesé en la obra de Freud y luego de a poco más en Lacan. No era solo en el marco de la carrera, sino que siempre fui curiosa y me rodeaba de gente a quien yo le suponía que la tenían clara y preguntaba mucho. Nunca tuve vergüenza de preguntar para poder entender lo que leía. Y a veces uno no entiende. Hay párrafos de Lacan que siguen siendo jeroglíficos.

No obstante, lo más lindo es la clínica, los pacientes. Ellos me enseñan tanto como mi propio análisis. El cantar y el análisis van de la mano. Para cantar y para interpretar cuando canto, saco material del análisis mío y de otros. No se puede cantar sin pasar por el propio cuerpo la letra o la historia de eso que cantamos. Se le otorga un significado personal y eso hace una interpretación diferente de otra. Algunas veces voy a la fuente, para saber a quién le escribió Manzi, por ejemplo. Pero otras me es más fácil conectar con alguna emoción más cercana. No pienso cuando canto. Ni en la nota, ni en nada más que en eso que pasa. Por eso es tan terapéutico para mí hacerlo. Como cuando alguien corre, o juega al fútbol.

—¿De qué manera vivís y sentís a un género tan nacional como es el tango? ¿Por qué lo elegiste para tu oficio?

—El tango es un género que ha formado parte de mi vida desde que era una niña. Mi papá era cantor y en mi casa solo se escuchaba tango. Los primeros tangos y valses los cantábamos en familia. Me acuerdo verlo con los ojos cerrados escuchando los domingos La 2x4 y querer entender qué le pasaba con eso. Al crecer fuimos compartiendo mucho más. Por eso el tango, por ósmosis. Por eso tengo tantos amigos tangueros, supongo. Porque uno siempre está buscando lo familiar por algún lado. Digamos que el tango es lo primero, pero no lo único.

Las canciones que elegimos para el álbum son mi caja musical de la infancia y adolescencia. Así como escuchaba mucho tango, también me empezaron a gustar a partir de los 14 o 15 años Fito, Sabina, Calamaro. Las reversiones de los temas son adaptaciones de Acho Estol en lo musical y para cantarlas tuve que hacer un lindo trabajo de despegarme de las versiones originales. Porque no es fácil cantarlos a ellos. Estoy contenta con ese proceso.

Fue un álbum muy tocado en vivo antes de ir a grabar al estudio. Fue fluido y disfrutado. Por eso creo que tuvo esta oportunidad. Porque no lo hacíamos para otra cosa que para pasarla bien y hacerlo bien. No fue pensado para ganar un premio y se lo llevó. Mi hija Morena cantó en todas estas reversiones y para mí eso tiene un valor imposible de medir.

—¿Qué opinión te merece la escena actual?

—La escena actual del tango está plagada de talentos en el marco de una sociedad que avanza muy velozmente. Sobre todo de mujeres valientes que avanzan a paso firme con letras poderosas. Las admiro mucho.

Me gustan las orquestas que tenemos y hay cantores que creo que serán muy recordados en el futuro y con los que tengo el honor de compartir hoy en día. No me canso de repetir que lo que importa es hacer. Y te vas a equivocar mil veces, pero haciendo.

Admiro a los que se animan a fusionar. Cucuza me parece un gran ejemplo de eso. Gente que une trap con tango o rock con tango, en una escena social que tiende a la individualidad y a alejarse, me parece valiosísima.

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