entrevista

Martín Slipak: “Me cuesta el boxeo como espectador”

Recientemente, el actor terminó una exitosa temporada teatral de El método Grönholm y estrenó dos ficciones en plataformas.

Martín Slipak es uno de los más inquietos actores de su generación. Además, elige sus proyectos priorizando las historias, como lo hizo en La ilusión del rubio y Jauría, en teatro, además de animarse a la dirección como en Soñé que carneaban a Tom y Celine, en cine. Con la excusa del estreno de Ringo: Gloria y muerte —la biopic de Star+ sobre Oscar “Ringo” Bonavena, en la que encarna a Vicente Bonavena, hermano del astro del box—, hablamos de su gran presente.

—Tu personaje es un poco el que lo dispara para algunos lugares, en algunos momentos, a Ringo, que no es tan bueno. ¿Cómo viviste eso?

—Me parece que era una época —y en una familia de clase media— en la que se consideraba mucho el tema del ascenso social y en la que se la peleaba mucho para llegar a tener una vida un poco más confortable, y el tema del trabajo y del esfuerzo estaba muy instalado en la gente y las oportunidades. Y cuando aparece para Ringo la gran oportunidad de pelear en Estados Unidos, de ganar en dólares, etcétera, él (Vicente) lo impulsa para eso. Después, cuando el personaje de Ringo, yo no puedo spoilear, empieza a descarrilar un poco más, es Vicente, es este hermano mayor el que lo empieza a bajar un poco más a tierra, el que lo empieza a guiar y después a llevar, como bien dice, el rol de hermano mayor y de guía de este personaje. Aparece la templanza, aparece la mentalidad, y demás, para un Ringo que está un poco más descarrilado; eso se va viendo un poco a medida de que pasa el tiempo. Pero fue muy lindo el vínculo que se generó con el personaje de Oscar de Ringo, y esa cosa familiar que tal vez el gran público no conoce tanto, más allá de que era un tipo que entraba las cámaras a su casa y al que se lo veía almorzando en familia y demás. Esta zona de puertas adentro, que tanto no se conoce de Ringo, creo que fue muy muy linda para actuar junto a Jerónimo Bosia (Ringo).

—¿Qué descubriste o te llamó la atención sobre Oscar “Ringo“ Bonavena?

—Era un hermoso provocador, era un personaje muy vistoso. Me parece que no se quedaba, digo, rompía un poco las fronteras del deporte también, y en ese sentido era un personaje que se anima de pronto a cantar y que no le tenía miedo al ridículo, claramente, y eso me parece que está bueno, porque eso hacía que mucha gente más seria o más acartonada de la época lo subestime, pero después, cuando tenía que mostrar las cosas arriba del ring, las demostraba, y eso era hermoso de ese personaje, porque se sometía al ridículo o se animaba al ridículo, pero después, cuando tenía que mostrar qué clase de deportista era, lo demostraba.

—El boxeo y el audiovisual siempre estuvieron muy unidos. ¿Cuál es tu película de boxeo favorita? ¿Qué relación tenés con el boxeo?

—A mí me cuesta el boxeo como espectador, la verdad es que soy bastante sensible y entiendo que la gente que lo practica lo adora, entiendo que el entrenamiento es interesantísimo, entiendo que la gente que ve boxeo se fanatiza con este deporte. A mí siempre el hecho de un deporte que te lastima, que te hace sangrar, que te hincha la cara, que te puede dejar sin un ojo, a mí en particular hace que me cueste un poco ser espectador disfrutable de este deporte. Soy muy fanático de una película de boxeo, que me parece una de las mejores películas argentinas, que es Gatica, me parece una película bellísima y que justamente además tiene el poder de encontrar la belleza en eso que yo digo que me cuesta, que es el golpe. Es un personaje además muy golpeado, pero es una película, para mí es bellísima y es de las mejores películas nacionales que existen.

—Estamos viviendo un momento de cierto auge de las biografías o las biopics. Mencionás a Gatica, estaba también la serie de Monzón, ahora la serie de Ringo, ¿por qué creés que nos atraen sus vidas?

—Yo creo que, no solo a los boxeadores, digo, mismo también a los músicos o futbolistas o demás, me parece que tendemos a endiosar a muchos personajes de nuestro imaginario popular, de nuestra cultura, de nuestro deporte. Y justamente lo que trae la biopic es el poder humanizarlos, es la posibilidad de que personajes que sentimos muy alejados o que sentimos que jamás podremos ser, etcétera, se vuelvan pares, se vuelvan humanos, y aparezcan los miedos, las miserias, las sombras que todos tenemos también en ellos. La biopic creo que nos permite un poco acercarnos a esos personajes.

—¿Te gustó lo que viste de vos en la serie?

—Siempre es lo más difícil gustarse a uno mismo. La serie es impecable, es impresionante, pero no quiero venderla, quiero recontra venderla. Es que no hay nada más lindo que eso, porque como actores todo el tiempo estamos vendiendo lo que hacemos, es parte de nuestro trabajo, pero cuando además tenés la fortuna de confiar plenamente en lo que estás vendiendo, la verdad es que es un alivio. Y esta serie es algo que no hemos visto, o sea, es algo que está, es de calidad y es muy impresionante. Yo creo que no solo va a gustar, sino que va a impresionar al público, creo que eso es lo que va a suceder.

—¿Por qué hay que verla?

—Es una serie muy bella y sumamente entretenida. Es una serie que se disfruta, que te genera adrenalina cuando la ves, que te atrapa, de la que quieres ver más capítulos. Es un bombazo, es una bomba de serie.

Ser parte de la ficción para plataformas

Martín Slipak ha participado recientemente de Ringo: Gloria y muerte, El hincha, Pepper y Gamer, una vida más, series que pueden verse en diversas plataformas. Sobre haber sido parte de estos proyectos, habla con diario Hoy.

—¿Cómo vivís el ser parte de esta época de ficción en plataformas?

—En principio es un placer poder formar parte de una serie que tiene todas las áreas tan cuidadas. Cuando un guion aparece con tanta fuerza y tan bien escrito, cuando las escenografías, el arte, el vestuario, la utilería, todo es fabuloso, la verdad es que es mucho más fácil actuar. Solamente hace falta estar ahí y decir lo que te piden que digas, no hay que hacer demasiado, entonces es un placer absoluto. Además tuvimos la suerte de que dirija Nicolás Pérez Veiga, que es un motor de este proyecto, que es un director absolutamente detallista; sabía el lenguaje que quería generar y nos dio la posibilidad de repetir muchísimas veces, muchas tomas, yo diría casi hasta encontrar algo parecido a lo que él debe considerar la perfección. Porque de verdad es que se repitieron muchas veces las tomas, lo cual te da la posibilidad de reiniciarte, de seguir probando cosas, de perfeccionar o de pulir cosas que no te gustaron, pero también hay que estar muy entero, porque eso te puede agotar, obviamente. Pero fue de puro placer y creo que a medida que fuimos filmando la serie nos fuimos dando cuenta de que lo que se estaba filmando era espectacular, y nos fuimos entusiasmando cada vez más todos con lo que estábamos haciendo.

—¿Qué pasa cuando participás de un proyecto, como este de Ringo, del que sabés que no habrá otra temporada, por el final del personaje en la vida real?

—Estamos tan felices con lo que hay que no necesitamos más. Realmente están tan bien hechos los capítulos, que cuentan lo que tienen que contar, que no vale la pena ponerse ambicioso con continuar nada, porque de verdad esto que se ofrece es muy grande.

Noticias Relacionadas