Mónica Ayos, una diva enamorada

En un repaso histórico por los ciclos, personajes y figuras que marcaron un momento de la TV argentina, diario Hoy recuerda la vida de la actriz radicada en México.

A fines del año 2000 el milenio cambiaba, como también lo haría el destino para la vedette y modelo Mónica Ayos. Por ese entonces, la rubia debilidad estaba soltera y fue convocada por Hugo Moser para trabajar en la entrega Matrimonios y algo más, que tendría una nueva edición con actores contemporáneos de esa época. Allí coincidieron con Diego Olivera, otro actor que tuvo un flash cuando la vio. Esta sensación fue mutua, como el coqueteo que se encendió y llegó para quedarse.

Los famosos tenían vidas muy diferentes: él estaba dando sus pasos como actor, triunfando en la pantalla chica, mientras que ella era una mujer que fue madre soltera, fue golpeada por su primer esposo y vivió las miserias de cualquier mujer que está sola y pelea por llevar un hogar adelante. Tenía un hijo llamado Federico, que criaba mientras salía adelante. Con arduas jornadas de grabación, las energías se alinearon y ellos comenzaron una relación romántica a pesar de las diferencias en sus vidas.

Hace unos años, en una entrevista a un medio gráfico de alcance nacional, la mujer supo declarar, respecto a la relación que mantenía: “Yo venía de unos años de mucho laburo y, a su vez, de mucha exposición. Diego apareció en mi vida cuando yo transitaba un cambio fuerte, una búsqueda de identidad genuina, correrme un poco del ojo de la tormenta hacia un puerto más calmo, en el que deseaba anclar, y que él haya aparecido en esa etapa fue una señal hermosa y muy oportuna. Fue de esos amores inevitables, hacíamos grandes esfuerzos por corrernos, alejarnos, pero estábamos como imantados”.

Con una convivencia por una temporada de verano, al volver a la ciudad la pareja decidió dar un paso más, y así fue que se mudaron bajo el mismo techo. Allí vivía la pareja junto al hijo de Mónica.

Con todos los vientos a favor, la pareja resolvió que se casarían, y en el 2002 pasaron por el altar. Allí todo era felicidad, pero el papá de ella estaba internado, por lo que la luna de miel fue de tres personas. La pasaron muy bien y formaron una linda familia. Con más buenas que malas, esta historia de amor también tuvo sus crisis, que supieron ser sorteadas con creces gracias a las buenas intenciones y al humor que tienen en común.

A los dos años exactos de la unión civil y por Iglesia, la pareja decidió que ya era hora de agrandar la familia y se dispuso a hacer los deberes. De esta manera llegó Victoria, que es la segunda hija del matrimonio y que también se radicó en México, donde han crecido de forma notable en sus carreras profesionales.

La propuesta se dio por un protagónico que le fue dado a Diego, y no lo dudaron. Una vez que se fueron para instalarse, ambos pudieron trabajar allí y también en Estados Unidos. Asimismo, sus hijos siguen sus pasos y están estudiando y trabajando al igual que ellos.

El presente en el exterior

En la actualidad trabajan para teatro y programas en el universo digital, pero también en aquellos que forman parte de la pantalla chica. Por su parte, la rubia debilidad es una mujer deseada que mejora su imagen cada año, trabaja para mantenerse en forma y se da todos los gustos en vida.

Con una intachable carrera, también supo trabajar en la entrega sobre la vida de Diego Maradona, donde encarna a la pareja de Guillermo Coppola, que lo acompaña a sol y sombra.

En el mercado internacional es una figura de renombre, y a pesar de sus compromisos nunca descuida a la pareja ni a sus hijos. Es más, puede verse el tiempo de calidad que pasa junto a su clan a través de las redes sociales, en las que muestra los viajes, el detrás de escena en el hogar, entre otras situaciones.

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