entrevista

Paula Ransenberg: “Cuando vienen estas rachas de trabajo y de creatividad hay que agarrarlas”

“El teatro es un lugar mágico, de verdad, porque hay un ritual que se repite”, dice la gran actriz en diálogo con este medio.

Mientras continúa con Para mí para vos, protagonizada por Soledad Villamil, en el Multiteatro Comafi (CABA), Paula Ransenberg vuelve, los domingos de octubre a las 17:30, en Timbre 4 con Para mí sos hermosa, bajo la dirección de Marcelo Nacci, celebrando diez años de su estreno en 2013. Con ella hablamos para que nos cuente cómo es volver a una obra que ya es parte de su ADN.

—¿Cómo estás viviendo este presente con tanto teatro?

—Bueno, con mucha alegría. Es como un tour de force medio lo que estoy haciendo ahora. Ayer salí del estreno de Para mí sos hermosa y corrí para hacer Para mí para vos. Es lindo, hay algo del cuerpo que se activa y hay algo del alma también que se activa ahí y las funciones salen lindas porque no está como muy encendido. La verdad que es hermoso, es agotador, pero hermoso.

—Y venís con un ritmo fuerte de trabajo, porque terminaron Laponia y ya estaban con los ensayos de Para mí para vos y ahora sumas Para mí sos hermosa…

—Viste que nuestra vida de actor es como un electrocardiograma que va para arriba y para abajo cuando vienen los momentos de mucha actividad. Sí, yo venía a hacer el otro año San Martín, se pegó con Laponia, que después la hicimos en Mar del Plat. Llegamos de Mar del Plata y, como dijiste vos, se superpusieron con los ensayos. Así que nada, cuando vienen estas rachas de trabajo y de creatividad hay que agarrarlas.

—¿Cómo es volver a Para mí sos hermosa?

—Cuando caímos en la cuenta de que se cumplían diez años. Durante estos diez años nosotros la hicimos mucho, viajamos, fuimos a España, porque hicimos acá muchos festivales en el país, y cuando caímos en la cuenta de que se cumplían 10 años.

Nosotros no lo habíamos hecho el año pasado por esto de funciones mías, de otras cosas, dijimos, bueno, hay que festejar porque 10 años no es nada según dice Gardel, pero es un montón. Pasaron muchas cosas y poder seguir haciendo una obra que es tan propia, se hizo la dramaturgia y para mí habla mucho de mí, de algo que me interesa y poder festejar 10 años de funciones es como un privilegio y una gran alegría. Entonces dijimos ya esto no lo podemos dejar pasar y retomándola, que siempre es una obra que está viva, pasaron muchas cosas en estos 10 años personal y a nivel país también. Es una obra que habla de siete mujeres que están esperando un hombre, de alguna forma. Y eso también cambió mucho, en relación a cómo las mujeres ahora nos planteamos en relación al feminismo, a la identidad, al despegarnos de sentirnos enteras y plenas y completas y de esto un poco habla la obra, entonces esto que se resignifica mucho en este momento y retomarla es como una revisión también.

—En el último tiempo te ha tocado también personajes que se valen por sí solos, que no tienen que estar esperando o si están en pareja tienen una impronta propia dentro del espacio, ¿eso es algo que vos estás buscando? ¿Personajes que te convoquen de alguna manera también y puedan dialogar con estos cambios que estamos hablando?

—El personaje que había hecho en El Amo del Mundo, que es la obra que hice de Francisco Lumerman en el San Martín el otro año. También interpretaba a una actriz muy famosa, pero que siempre estuvo subordinada a su marido director y de repente la obra rompía todo, rompía todos los esquemas como de subordinación, que era una obra que estaba inspirada o que tenía de fondo a la obra de Alfonsina Storni, que también se planteó despegarse de lo que era la mujer de esa época.

No son cosas que yo me planteo como una decisión, la verdad es que no, pero siento que es algo que está, es el hervidero que estamos viviendo y que de alguna manera es el espíritu también de la época y hay algo de eso que está girando, que subyace a muchas cosas. Anteriormente, hice Juicio a una zorra, que era la historia de Elena de Troya contada por Elena y no como la contaron siempre que Elena era la prostituta, que por culpa de ella se había producido. Es como una revisión o una vuelta de la mirada y me parece que está buenísimo porque nos lleva a todos, tanto como a mí actuándolo como a todos los espectadores. Bueno, estamos viendo las cosas distintas y está buenísimo eso.

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