entrevista

Sofía Paoli Thorne y Celsa Ramírez Rodas estrenan Guapo’y

La propuesta, que tuvo su preestreno en Argentina, fue seleccionada por Paraguay para representar al país en los próximos Premios Goya que entregará la Academia de Cine española.

Sofía Paoli Thorne estrenó Guapo’y, centrada en la vida de Celsa Ramírez Rodas, una sobreviviente de la dictadura de Alfredo Stroessner. Con ellas hablamos para conocer más del impactante y sensible documental que tuvo su premiere latinoamericana en nuestro país.

—¿Cómo se sienten de venir a presentar la película a la Argentina?

—Celsa Ramírez Rodas: Para mí una emoción inmensa, porque yo me crie en la Argentina, en Buenos Aires, y bueno, el cariño es parte de mi vida, que yo crecí acá, estudié acá, aprendí el arpa acá, aspiraba a seguir con el arpa pero bueno, la historia a veces te marca otro rumbo y cambió todo.

Realmente estoy muy feliz de poder estar acá con esta representación de la película porque es la historia de lo que pasó en nuestro país, independientemente a que sea yo, entonces es muy importante porque lo que se está notando en todas partes es que al tratar de dejar de lado la historia, olvidamos, perdemos identidad y la dominación se hace mucho más fácil, porque te invaden con un montón de compromisos útiles e inútiles y entonces nos atormenta eso y ya no puedes ni pensar ni reflexionar. Y en esta película yo noté así un equilibrio en cuanto te muestra lo que se vivió en esa realidad, la otra parte así, esa parte de nuestro mundo, de lo natural. Entonces me parece una película muy bien lograda gracias a la directora y a todo el equipo, al equipo que estuvieron apoyando.

—Te voy a volver a preguntar, porque no me dijiste cómo te sentís de estar presentándola acá…

—CRR: Estoy feliz.

—¿Y de volver a Argentina?

—CRR: Por eso te digo, estoy tan feliz.

—¿Vas a volver a algún lugar de tu vida que te marcó?

—CRR: Sí, pretendo volver a la casa donde yo vivía, que vive mi tío ahora y después de 33 años estoy volviendo. Y es en Villa Jardín, Lanús Oeste, cerca de Valentín Alsina, ahí yo crecí. Y tengo muchísimos recuerdos, te juro. Yo espero que para esta presentación de mañana algún amigo conocido que tuve en esa época, pues yo perdí todo contacto, mucho tiempo y que de repente aparezca, Dios mío, no sé. Solo pensar eso así me emociona muchísimo.

—Sofía Paoli Thorne: Para mí realmente es hermoso porque estuvimos trabajando fuertemente con las compañías de Argentina para que pueda salir la película, pero Argentina es país donde hay tantos paraguayos y muchos que tuvieron que salir del país justamente en la época de exiliados, en la época de Stroessner, y es un país como muy hermano, un país que acogió a tantos paraguayos y realmente sería muy hermoso que pudiera venir al estreno o puedan ver la película acá en Argentina. Estamos muy felices de poder estrenarla acá.

—Ahí Celsa decía algo de eso, de que no nos tenemos que olvidar y lo que está pasando en el último tiempo, sobre todo en Latinoamérica, en todo el mundo, que nos quieren hacer olvidar. ¿Cómo conociste la historia y cómo fue el origen, o qué te dio las ganas de hacer una película?

—SPT: Bueno, yo realmente conozco a Celsa a través de un recorte periodístico. Yo trabajaba haciendo documentales sobre soberanía alimentaria, sobre varias temáticas. Igual desde muy niña tuve como una atracción muy fuerte por la dictadura, por todo lo vivido porque me pasaba eso, me llamaba mucho la atención de que no se hablaba en ningún lado.

Yo vine de Perú a los siete años y es como que siempre me sentí muy impactada por eso. Luego, al leer ese recorte periodístico que hizo un compañero que era canciones de cuna en los calabozos de Stroessner, varias madres contaban su anécdota sobre el nacimiento de sus hijos en el campo de concentración de emboscada o criados en el campo de concentración de emboscada. Me llamó mucho la atención, me impactó y guardé ese recorte que hasta ahora, sentía que algo tenía que hacer, pero no encontraba cómo, no sabía. Dejé el proyecto, dejé ese artículo y fueron cinco años después que yo buscaba información, leyendo sobre libros de verdad y justicia, testimonios de varias personas que pasaron por la época de la dictadura, me reencuentro con ese artículo entre mis cosas, y la forma en que me sacudió fue muy distinta. Yo tenía un bebé de un año, lo abracé muy fuerte, me conmovió una forma en que realmente me sacudió y yo tuve que conocer a Celsa, tuve que hablar con ella, tuve que conocer su historia, ya sentí que tenía que hacer algo de amor. Tenía que hacer conocer la historia de ese. Creo que me conmovió desde la maternidad y por sobre todo su lucha.

Y ya conociéndola a ella fue como mucho más fuerte. Ya cuando me fui a verla con mi hijo, ya empecé a conocerla un poco más y me empezó a impactar no solamente su lucha y su vida, sino su resiliencia y ese intento de sanar a través de las plantas, que me llamó mucho la atención y empezamos a conectar y tener una muy linda amistad y bueno, ya fue como algo que no me dejaba más, que necesitaba hacerlo.

—Y cuando llegó Sofía y te contó un poco la idea que tenías, ¿qué te parecía?

—CRR: Yo hice otras entrevistas anteriores y en cierta medida sí me sentía muy afectada emocionalmente. Porque, por más que pasó tanto tiempo, uno lo siente.

—¿Y cómo fue imaginar el relato?

—SPT: Con Celsa empezamos a conversar, nos hicimos muy amigas. Íbamos a tomar mate, a charlar, yo disfrutaba mucho. Siempre hablábamos de plantas todo el tiempo, hablábamos de nuestros hijos, siempre salía algo que nos llevaba a lo vivido, entonces sentía como, al comienzo, estar en una entrevista clásica con mucho interés de conocer y poco a poco empecé a sentir que estas charlas cotidianas nos iban llevando a hablar de lo que realmente había pasado, pero todo fue un proceso muy largo, porque fueron nueve años. Desde que yo conocí ese artículo hasta que empezamos a conversar, fueron un montón. Y en esos nueve años fue vernos, tomar mate con el chipá, vernos, comer, mate, recolectar plantas.

Y ahí fue ese proceso. Yo empecé a conocer un poco más sobre el tema del proceso de sanación con las plantas. Empezamos a experimentar juntas, vivimos muchas cosas juntas. Entonces, como que sentí que por ahí realmente iba la película, este proceso de sanación realmente nos iba contando esta revisión de los hechos y también me cautivo mucho ese deseo de sanar y que sentía yo mucho que, al igual que ella me invitaba a ese proceso de sanar, yo sentía que la película debía ser ese proceso, a poder conectarse, a poder empezar a intentar sanar, yo me sentía conectada con ella y yo no viví la dictadura, yo soy de otra época. Sentía que eso también es lo que tenía que transmitir, una empatía, un deseo de poder sanar lo que uno tenía.

Noticias Relacionadas