Entrevista exclusiva

“Soy una gran buscadora de cosas nuevas”

Durante una entrevista con diario Hoy, la baterista del rock nacional Andrea Álvarez reflexionó sobre los tiempos contemporáneos.

Dueña de una impronta avasallante, Andrea Alvarez es una artista de tiempo completo que sentó bases en la música en general gracias a sus desempeños como cantante, percusionista, baterista en proyectos solistas, mientras que también colaboró con colegas de la escena como Soda Stereo, Charly García, entre otros. En una entrevista con diario Hoy, la interprete relató las fortalezas y debilidades de su carrera, detalló los secretos de su proceso creativo y analizó la realidad actual.

—¿Cuál es tu visión sobre la escena actual?
—Este último año medio que anuló la mirada sobre todo porque no estuve observando tanto ni noté nada que generara un interés como para distraerme. Creo que estamos en un momento donde todos dicen que en el rock ya no pasa nada como para dar un ejemplo pero tampoco es atractivo lo que sucede como para generar algo. Hoy la música está monopolizada, al menos en Argentina, por lo tanto hay personas que creen que solo existe aquello que se ve y el éxito es todo lo que sucede en las redes. No tengo prejuicios con los estilos y me gusta cualquier tipo de música. Sin embargo, no todos los artistas me llegan y últimamente no veo tanto. Por eso no me atrae lo que sucede, no me alegra decirlo porque soy una gran buscadora de cosas nuevas. Tengo bandas y solistas que me gustan que no recaen en las meras tendencias abocándose a sus propias necesidades.

Respecto a la escena, soy muy observadora pero no se pudo hacer mucho porque estuvimos parados, está difícil. Una escena es difícil de desarrollar sin shows en vivo. Está todo muy monopolizado, quieren imponer artistas que parecen masivos pero lo están porque detrás hay una estructura que los sostiene entonces hay mucha desigualdad. Hay diferencia de clase y es lo que más veo. Una cosa es la escena que no veo tanto porque está todo muy adentro de sus casas y otro es lo que se llama el negocio de la música. Esto último me tiene muy aburrida, no me gusta la forma en que se comunican las cosas, no me agradan los negociados, los acuerdos y ese tipo de cosas que me doy cuenta muy rápido. Ya no me ponen de mal humor solo me aburren. Lo que quiero es que haya lugar para el under que es lo único que hace que las escenas cambien.

—¿Cómo atravesaste la pandemia?
—De muchas formas pero me concentré en pensamientos positivos aunque obviamente tuve de todo. No logré hacer nada creativo aunque practiqué. Es decir todo lo mecánico, pude llevarlo a cabo. No quise forzar ese proceso porque no estaba el horno para bollos para estar metiéndose en terrenos difíciles.

También necesitaba descansar porque tenía la cabeza muy llena de pérdidas y tuve muchas más. Está difícil eso porque la muerte estuvo ahí rondando de una forma muy letal y bueno lo único que pude hacer fue mirar series y películas. Todo lo que más me distrajera porque no podía concentrarme en leer ni nada de lo que pensé que podría haber hecho en esta época tan de paréntesis. Casi no vi a nadie, eso no me costó. Me dediqué a observar como reaccionaban los demás, a conocer más profundamente a la gente de la escena musical y nada más.

—¿En qué proyectos actuales estás inmersa?
—En el presente, tengo muchas propuestas en pie. Me dieron el mecenazgo para hacer un libro que desde hace rato quería hacer junto a Adriana Franco. Por lo tanto, lo podré llevar cabo. Se trata de una obra sobre mi historia, desde mi historia, quiero hacer un relato sobre la época de ser mujer y artista argentina, música en tiempos donde por ahí las circunstancias eran más difíciles y contar mi experiencia sobre todos los lugares donde tuve la suerte de estar. No solo en la música sino en general. Estamos viendo con esta periodista muy importante la forma en la que lo llevaremos a cabo.

Después tengo el proyecto del disco nuevo que comenzaré a grabar probablemente en marzo. Ya lo tenía compuesto desde antes de la pandemia y es absolutamente actual porque es apocalíptico. Decidí grabar 5 temas nada más y ahora haré otros más. Sucedió que no tenía ganas de terminar los que aún no estaban completos y no deseo forzar nada. Puedo hacerlo con cosas de trabajo o que no tengan que ver con mi creación musical. Entonces mi disco no lo puedo hacer por encargo, así grabé lo que estaba terminado, lo revisé, vi que era actual y el resto quedó para más adelante. Tengo otros planes pero aún no los puedo decir.

—Entonces, ¿cómo podría innovarse en este contexto?
—Sinceramente no lo sé. Creo que es muy difícil. Lo primero es como se genera la música, tiene que haber una pulsión. Para mí, este es el contexto ideal para componer. Ahora hay una opresión tan grande, una falta de posibilidad que así es como surgieron los movimientos musicales. Lo que pasa es que en el presente es un momento muy conservador para la gente que quiere ser artista y todos la quieren pegar. Desde ese lugar no sé si se pueden generar cosas interesantes. Se puede renovar lo que sucede, de la manera absolutamente opuesta a lo que sucede.

Es decir, hay un doble discurso de lo que supuestamente da lugar a cosas nuevas pero, a la vez, las que son interesantes no sé si tienen lugar porque son hechas por gente que quizá es más molesta para trabajar, esto en el buen sentido del término. Se estimula mucho a gente que es más funcional y cómoda para el que organiza las cosas. Una opción es hacer arte o música, y otra es serlo de verdad. Hoy hay gente que elige porque tiene los recursos, les sale y dice “bueno voy a tocar”, “voy a cantar”, entre otros. Lo hacen porque donde tienen espacios donde comunicarlos. A mí eso no me interesa ni me parece a largo plazo.

Por ejemplo, si los predios estatales donde se desarrolla la música autogestiva, se los entregan a productores privados, no veo mucha forma de desarrollar nada porque los grupos que antes tocaban en espacios grandes donde se debía abonar una entrada un poco más cara, ahora tocan gratis en esos predios donde deberían tocar los artistas independientes.

Cada vez hay menos lugares para desarrollarlos, los clubes chicos cierran porque no hay ningún tipo de ayuda y están en la lona, a la vez los que piden ayudan son empresarios que pueden conseguir recursos desde otros lados y lloran por las redes sociales, se quedaron sin plata de un día para otro. No veo nada muy estimulante y es frustrante para los que tienen ganas de decir algo, sobre todo si la meta que se maneja es “pegarla” como lo hacen los chicos, entonces los verdaderos artistas dejan todo y se dedican a otra cosa.

—¿Qué opinás sobre la autogestión?
—Es una palabra que aprendí desde muy chica. Primero porque mi viejo fue un vendedor de libros de la editorial Larousse pero después fue independiente. Entonces aprendí de ahí la lucha por la autogestión. Luego pude conocer a la gente de MIA (Músicos Independientes Asociados) que es la cuna y esa fue mi escuela. Siempre me moví en mi propio proyecto de forma autogestiva y aprendí siendo cesionista, viendo cómo se organizaban los demás.

Uno de los talentos es pedir fondos para hacer proyectos, hacer cuentas, armar equipos. Ahora es muy difícil porque no se puede competir. Por ejemplo, sería un momento donde todas las luces están encendidas pero tenés que tener un gran farol para que te vean. Las primeras son puro chamullo mientras que las otras son reales. Esta aparente democracia de las redes sociales, no lo es pues todo está fríamente pautado y es un momento muy difícil para la autogestión, Hay que tener una gran convicción, una gran necesidad de expresarse, un gran compromiso y sentido del humor, aguante y capacidad de esquivarle a la frustración para poder hoy hacer algo de la autogestión y lo digo por experiencia, pues es todo lo que me pasa a mí.

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