Vanina Spataro: “Más allá de las diferencias, los dolores son los mismos”

El film Naufragios se estrena el jueves en las salas.

La ópera prima de Vanina Spataro, Naufragios, llega este jueves a los cines, y con ella hablamos para conocer más detalles de la propuesta.

—¿Sensaciones de poder presentar la película?

—La primera exhibición la hice en el Festival de Málaga. Fue la primera vez que la vi con público y ahí las dudas de si funciona o no funciona el relato se fueron disipando, eso. Vi mucho Letterbox, porque ahí tenés como el pulso del espectador común y realmente fue muy amable, entendieron esta película que por momentos esconde información, y hubo mucha identificación por parte del público en España. Después la mostré en el Festival de Cinemateca en Uruguay, que fue muy gracioso porque una persona del público me dice: yo siempre pensé que en estas playas había una historia que contar. Así que pudimos sanar viejas heridas y seguir adelante.

—El mar es un personaje más que mece a los personajes…

—Es la forma de cuarta pared, porque salvo uno de los personajes, que es el bañero, que se mete de vez en cuando, nadie más lo hace. El mar no es una plaza, para mí es un poco como el patio trasero de las casas y este sería como la feria en los pueblos. Pero donde se encuentra la gente de playa, en la plaza, y tampoco es que se juntan y están todos agrupados, sino que cada uno está en la suya y se van cruzando y ese cruce con esta chica nueva, que llega a la playa y que tiene eso de donde viene, qué hace. Cómo jugar un poco el personaje de Lola, que hace a la vez de como la vieja casamentera, que no para generar parejas, sino como para curar heridas. O sea, es una psicóloga retirada que tiene años escuchando historias y que sabe que a todos nos pasa y en palabras de ella en la película, que a todos nos pasa lo mismo, que todos somos iguales y creo que un poco la premisa de la película sale de ahí. Y que más allá de las diferencias de género, de sexo, socioeconómicas, como personas, los dolores son los mismos. Y ese poder curar esa parte que muchas veces en la vida cotidiana, y en la vida de las grandes ciudades, queda oculto, queda en el último lugar, que es el lugar donde uno trata en terapia, nada más con amigos.

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