entrevista

Víctor Heredia: “El discurso negacionista del terrorismo de Estado se pega contra un muro gigantesco”

El popular artista, inquieto, estrena película documental sobre su trabajo y su legado en la música de la región.

Quiero volverme tiempo, un documental sobre Víctor Heredia, de Maximiliano González, llega hoy a los cines como un ineludible testimonio de lo grande que es Víctor Heredia para el país y la región. Con él hablamos en exclusiva para saber detalles de la propuesta.

—¿Cómo te sentís con el estreno de la película?

—Es muy difícil aceptar un largo de esta naturaleza, una consideración, porque en todo caso una película de esta naturaleza es eso, una consideración a la inserción de la obra, pero es eso. Creo que la película que se llama Quiero Volverme Tiempo y tampoco es natural que yo a los 15 años haya escrito mi primer canción que inicia con Quiero Volverme Tiempo. Es decir, que es un cúmulo de sensaciones que a veces se contraponen.

—¿Fue difícil para vos, haciendo la película, ver toda tu carrera y tu vida hacia atrás?

—Sí, yo te diría que sí. Sería una perogrullada no decirlo. Es difícil porque hay tramos de ese camino que han sido realmente complicados y hay tramos de lo que vienen, que también son complicados, y hay similitudes en distintas coyunturas sociales y políticas, no solo de la Argentina, sino de América, que me tocaron vivir, que me van a tocar vivir. Entonces, creo que todo está pasado por mí también, una realidad que no siempre ha sido benéfica. Pero acá estamos y no lo quiero ver pesimistamente. Pero sí quiero hablar sobre esto que me produce, que es la verdad, que es la realidad.

—¿Hubo algo que la película te hizo volver a conectar de tu vida que ya lo tenías como superado, como medio olvidado por los años, pero que vos dices, ah mira, y te hizo volver a revivir algo de tu carrera, de tu vida personal?

—Sí, hubo algunos momentos. Te diría que sustancial es la conexión con la desaparición de mi hermana María Cristina, la situación que se vivió en ese momento en casa, lo que disparó, las acciones que tuvimos que tomar en ese momento frente a la incertidumbre, a la búsqueda de abogados, todo ese tipo de situaciones que cuando volvés sobre el tema te das cuenta de que no estaban olvidadas un cuerno, estaban ahí.

—¿Viste la película? ¿Cómo la recibiste?

—En realidad es muy fuerte escuchar algunos conceptos, porque más allá del afecto, del cariño, de la amistad, de la risa, del después del escenario, de la sobremesa, después de los conciertos, estos amigos, evidentemente, también tienen un punto de vista sobre lo que significa o significó mi canción. Y es muy halagador, algunos me dan mucho pudor, sí, pero lo siento sincero, hay mucha dedicación.

—En un momento hablás de lo que significó la masacre de la conquista española, en un momento donde hay discursos que niegan esto…

—Sí, pero vos fijaste que lo que proponen esos discursos, en definitiva, es volver atrás. Son todas cuestiones que han sido dirimidas y en algunos casos sentenciadas. El discurso negacionista del terrorismo de Estado se pega contra un muro gigantesco. La sentencia de Nunca más, de la Corte Suprema Justicia, que actuó dentro del marco legal de la democracia y respetó a rajatabla la Constitución y la Ley, entonces digo, ¿por qué tenemos que volver a hablar sobre cuestiones que ya están? En relación a la conquista fue un etnocidio, murieron más de 50 millones de habitantes y escuchar a un tipo que se propone, como gobernador, de decir que él es español y que nos contaron mal historia, que no le ofendan a su patria, no solo me parece ridículo, sino que de verdad me pone frente a la presunción de que ese tipo posiblemente llegue a dirigir los destinos de un grupo de argentinos malamente, no políticamente, sino la América conquistada.

—Estrenás la película, pero te pregunto, ¿qué te inspira sobre nuestra ciudad?

—Mucho, yo siempre sentí que había determinados centros culturales uno, obviamente, es la Ciudad de Buenos Aires porque yo aquí, a nivel subterráneo, canté en todos los boliches que te puedas imaginar, sobre todo en la segunda etapa, en mi regreso del edificio después de los 80, y el otro, que fue antes de la dictadura, fue pre-dictadura, donde todo el movimiento nuevo cancionero se cobijó, fue La Plata. Ahí estaba el Almacén San José que era parte de un rito poético, musical, que se cumplimentó con artistas gigantescos, gigantescos. Y una de las cosas que quizá también me recuerde muy especialmente a La Plata es que allí, por primera vez, tocamos juntos, León Gieco y yo. Fue nuestro primer concierto juntos. Y eso disparó una gira en el 89, tremenda, con una convocatoria gigantesca que ni él ni yo imaginábamos.

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