20 años de exploración y un final ardiente para la sonda Cassini

La nave se desintegró ayer en Saturno, el planeta cuyos secretos ayudó a develar durante las últimas décadas. Antes de precipitarse, tomó una última serie de imágenes que fueron enviadas a la Tierra

Como no podía ocurrir de otra manera, ayer la sonda Cassini encontró su ardiente final en Saturno, planeta en cuya exploración se adentró hace 20 años.

Fue a las 7.57, hora de Washington, (8.57 de la Argentina) cuando la agencia espacial estadounidense (NASA) informó la desintegración de la nave en la atmósfera del sexto planeta del Sistema Solar, a más de 1.000 millones de kilómetros de la Tierra. Cassini se había quemado 83 minutos antes, mientras se desplomaba en la atmósfera de Saturno a 122.000 kilómetros por hora, deshaciéndose en el planeta al que fue enviada en 1997 para explorarlo. La última señal tardó esos 83 minutos en llegar a la Tierra.

Más de 1.500 personas, miembros del equipo pasado y presente de la sonda, atestaron el Laboratorio de Propulsión Jet de la NASA en California, Estados Unidos, para una “vigilia de celebración”. Orgulloso, el director del proyecto, Earl Maize, expresó que no podría haber pedido más de esta máquina “tan increíble”, que mostró de cerca los secretos de Saturno, sus anillos y sus satélites. 

Entre los objetivos y descubrimientos de Cassini, el director de Gestión del Planetario local, Diego Bagú, destacó a diario Hoy que la sonda “pudo estudiar Encélado, una luna de unos 500 km de diámetro. Los grandes interrogantes estaban centrados en su corteza de agua congelada y un posible océano líquido. Las primeras suposiciones daban cuenta de emisiones de vapor de agua, las cuales fueron confirmadas por Cassini en 2015”.

También, recordó Bagú, la sonda dio un paso más en la búsqueda de vida extraterrestre. Fue a partir de la exploración de Titán, otra de las lunas de Saturno. “Titán recibió la visita del robot 

Huygens, que la misma Cassini desprendió. A pocos meses de su arribo a Saturno, Huygens se separó de su nave nodriza para descender en Titán. Solo el hecho de ser el descenso controlado más alejado de la Tierra que se haya logrado pone en su justa medida lo que representa este proyecto”, valorizó el investigador y subrayó que en ese viaje se comprobó que dicho satélite poseía regiones de gran altura cubiertas de hielo, zonas de canales, oscuros lagos, ríos y deltas. 

“Como si fuera poco, se pudo dilucidar que, de manera algo similar a lo que ocurre en la Tierra con el ciclo del agua, Titán posee un ciclo del metano, ya que en esta luna llueve esa sustancia. Teniendo en cuenta la composición de los hidrocarburos, las preguntas acerca de la vida una vez más nos inquietan en gran manera”, expresó el investigador en diálogo con este medio.

Dos décadas después de sus viajes exploratorios, Cassini se precipitó allí donde empezó todo e, incluso en sus horas finales, pudo tomar una última serie de imágenes de la atmósfera en el gigante gaseoso y enviar los datos de vuelta a la Tierra.

Ahora, como concluyó Bagú, solo resta esperar “esas últimas imágenes, los últimos datos, las últimas capturas desde un lugar en donde nunca hemos estado, desde las entrañas de uno de los más hermosos mundos. Siempre con la misma filosofía: avanzar en nuestro conocimiento del Sistema Solar para comprender mejor nuestro origen y destino”.

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