CULTURA

Adivina adivinador: el arte de conocer el futuro

Muchas de las personalidades más notables de la historia han seguido de cerca los consejos de los adivinos.

El ser humano ha tenido siempre una curiosidad insaciable por conocer el futuro. Sociedades enteras han vivido pendientes de las palabras pronunciadas por adivinos que gozaban de un rango de especial importancia.

Muchas de las personalidades más notables de la historia han seguido de cerca los consejos de los adivinos. Luis XI temblaba en presencia de su astrólogo y, según versiones de la época, Napoleón se hacía tirar las cartas por una sibila de la rue Tournon.

En el antiguo hotel de Soissons, en París, Catalina de Médicis hizo construir un gran observatorio astrológico que todavía en el siglo XIX constituía uno de los monumentos más característicos de la capital francesa. En el siglo XVII era muy comentada la manía de Luis XIII por los horóscopos, y en la misma época se hizo famoso el talismán de Wallenstein, misterioso instrumento adivinatorio que se conservó en el tesoro imperial de Viena hasta la caída de la monarquía.

Si figuras tan descollantes de la historia iban supersticiosamente en busca de esos indicios proféticos, como no comprender que gente menos ilustrada se desgañite tratando de interpretar qué anuncian las hojas de té en el fondo de las tazas, o las figuras que forma una cáscara de manzana tirada al azar.

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