“Cada uno tiene un propósito y lo más lindo es acompañarlos en su búsqueda”
En el marco del Día Nacional de la Educación Especial, diario Hoy dialogó con una docente para reflexionar sobre esta fecha dedicada a quienes trabajan con estudiantes con discapacidad.
En el marco de la Declaración de los Derechos Humanos, que ratifica que todas las personas tienen derecho al acceso a la educación, es que en agosto de 1949 se creó en nuestro país la Dirección de Educación Especial. Esta situación obligó al Estado a garantizar la igualdad de oportunidades para que la educación de personas con discapacidad, temporal o permanente, sea garantizada en todos los niveles y modalidades.
Este órgano se rige por el principio de inclusión educativa, y brinda atención pedagógica en todas aquellas problemáticas específicas que no puedan ser abordadas por la educación tradicional. Los docentes con esta especialidad tienen como tarea la atención de los niños, niñas y jóvenes con necesidades educativas especiales con base en algún tipo de discapacidad, garantizando su itinerario educativo desde la primera infancia y hasta la adultez a través del conjunto de ofertas que presenta en servicios y escuelas especiales o comunes.
Las políticas educativas actuales toman la inclusión como parte preponderante en el discurso, lo que conlleva a pensar en estrategias y alternativas que involucren a las personas con discapacidad. El traspaso del concepto de integración al de inclusión pretende dejar de pensar en el individuo que se integra a pensar en el contexto, de modo que es este el que debe satisfacer las necesidades de todos los que se encuentran en él, por lo que la institución cobra una importancia determinante y demanda un equipo de profesionales capacitados para la toma de decisiones y su ejecución.
Ana F. es platense por adopción. Actualmente trabaja en dos escuelas de la ciudad, estudió la carrera de Educación Especial y luego la de Educación Diferenciada, para recibirse en el año 1999. Con respecto a cómo define su cotidianidad siendo docente, manifestó que “es un desafío y a la vez algo supergratificante, más que nada en el hecho de poder ver logros, poder ver los avances de los chicos”.
En relación a la educación especial, comentó que es muy impredecible, “a veces se alargan las etapas y en cualquier momento te dan una sorpresa. De un día al otro, el joven logró hacer cosas que por ahí uno no se esperaba”. Y agregó: “Es supergratificante ver cuando los chicos van logrando cosas a su tiempo, con sus capacidades, con sus expectativas, con todo lo que ellos pueden hacer”.
En materia de articulación entre la escuela, docentes y padres, mencionó que “hay de todo” y depende puntualmente de la voluntad que tengan tanto las instituciones educativas como el contexto familiar de la persona: “Se nota mucho cuando el chico está acompañado por la familia, contenido y estimulado. Es impresionante los cambios que se ven en ellos”, opinó.
Para Ana es importante brindar el mensaje de que “todos somos distintos, todos somos especiales”. En este día y todos los días, manifestó que cada uno tiene un propósito y lo lindo es poder encontrarlo en esta vida. Sobre la discriminación que sufren las personas con discapacidad, manifestó que “todos tenemos algo que nos hace únicos y que no somos iguales. Tenemos primero que vernos a nosotros mismos, y ver qué es lo que puedo hacer para ayudar al otro”.
En este sentido, reflexionó que hay que tener más empatía: “Ellos tienen un nombre, tienen un apellido, una edad. Tienen una vida, crecen como todos y todos somos distintos”. Y finalizó: “Eso es lo bueno, porque hace justamente que todos en la sociedad tengamos algo para hacer, el hecho de poder cumplir un rol, una función y un propósito en esta vida”.