Catamarca: registran tumbas con 6.000 años de antigüedad
Los restos pertenecen a poblaciones prehispánicas que enterraban a sus muertos en tumbas individuales o colectivas.
Un equipo de investigadoras argentinas registró doce tumbas de hasta seis mil años de antigüedad en el Valle del Cajón, una zona de la provincia de Catamarca. Los hallazgos pertenecen a poblaciones prehispánicas que habitaron la región hace más de dos mil años y podían enterrar a sus muertos en diferentes posturas, con tumbas individuales o colectivas.
“Registramos doce tumbas en total, de las cuales la mayoría fueron hallazgos fortuitos, por lo que los pobladores que encuentran los restos nos avisan para que llevemos a cabo el rescate arqueológico, lo que suele ocurrir después de la temporada de lluvias, en verano, cuando llegan los huesos a la superficie”, dijo Leticia Cortés, doctora en Arqueología.
De acuerdo a la información brindada por las especialistas, las tumbas presentan diversas cronologías: desde los 6.000 años de antigüedad hasta unos 1.300 años. El hallazgo, en ese sentido, está revestido de una gran importancia arqueológica porque no existen registros escritos vinculados a las técnicas de entierro de estas comunidades. “Había una gran variabilidad de modos de enterrar, en tumbas individuales o colectivas”, señala Cortés.
“Varía la postura de los cuerpos: hay algunos que están hiperflexionados, como en cuclillas, con los hombros que tocan las rodillas, algunos están extendidos y otros desarticulados y mezclados”, asegura la experta.
Con una vivencia diferente de la muerte, estos pueblos podían convivir con sus muertos en la cotidianeidad, enterrándolos en el mismo patio donde cocinaban, hacían vasijas o tallaban piedras. “Es lo interesante de ver las distintas concepciones que se tenía sobre la vida y la muerte”, considera la científica y agrega: “Diferentes a la actualidad en nuestra propia cultura, en donde los cementerios son lugares aislados, muchas veces cercados por paredes altas que obstaculizan la vista de las tumbas”.
Entre la gran cantidad de tesoros arqueológicos hallados en la localidad de La Quebrada, en el Valle del Cajón, una tumba adquirió cierta popularidad porque contenía una máscara de cobre de unos tres mil años. Es decir que sería, de acuerdo a Cortés, “el objeto más antiguo manufacturado en cobre de todos los Andes”.
Se trata de una máscara antropomorfa (es decir, con forma de cara humana) encontrada en un entierro colectivo de al menos catorce personas entre adultos de ambos sexos y niños. Los restos de sus ocupantes estaban totalmente desarticulados y mezclados en una tumba que tenía solo una pared de piedras chatas dispuestas en un costado.
A cargo de la doctora María Laura Parolín (Cenpat-Conicet), los análisis de ADN revelaron que dos de los individuos hallados comparten material genético, lo cual “nos podría avalar que enterraron una comunidad de personas, que quizás eran parientes entre sí”, concluyen las investigadoras.