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ChatGPT es una de las personalidades del año para la revista Nature

El medio especializado incluyó por primera vez a alguien no humano en su clásica lista anual. Es una mención en reconocimiento a “la forma profunda” en que esta tecnología “está influyendo en el desarrollo y el progreso de la ciencia”.

Por primera vez, la revista científica Nature ha incluido a una entidad no humana en su lista anual de personalidades que han marcado el curso de la ciencia. La publicación ha decidido añadir al modelo de inteligencia artificial ChatGPT, diseñado para imitar el lenguaje humano, como reconocimiento a la forma profunda en que esta tecnología “está influyendo en el desarrollo y el progreso de la ciencia”. Entre sus logros, predecir la estructura de casi todas las proteínas conocidas o mejorar la predicción del tiempo.

Creado por investigadores de OpenAI en San Francisco, California (EE. UU.), ChatGPT fue construido sobre una red neuronal con cientos de miles de millones de parámetros y entrenado, a un coste estimado en decenas de millones de dólares, en un corpus gigante en línea de libros y documentos. Su lanzamiento como agente de diálogo gratuito en noviembre de 2022 tuvo un profundo impacto. La aplicación cuenta ya con más de cien millones de usuarios mensuales en todo el mundo y se sitúa a la cabeza de la carrera por la inteligencia generativa. “Su influencia se siente en toda la sociedad”, sostiene Richard Monastersky, editor jefe de Nature.

Pero además, ChatGPT y otros programas de inteligencia artificial (IA) generativa “están cambiando la forma en que trabajan los científicos”, apunta la revista. El número de campos de investigación afectados por esta tecnología es cada vez mayor, como la descripción del plegamiento de casi todas las proteínas descritas por la ciencia (fundamental para conocer cómo funciona la vida), el pronóstico del tiempo y el clima a más largo plazo (podría ser muy útil para identificar las condiciones que provocan fenómenos extremos, como huracanes, sequías o incendios) o el diagnóstico médico. Para algunos investigadores, estas aplicaciones también se han convertido en valiosos asistentes de laboratorio, para ayudar a resumir o escribir manuscritos o código.

Claro que la tecnología también es peligrosa. “Los agentes conversacionales automatizados pueden ayudar a tramposos y plagiadores; si no se controlan, podrían contaminar irreversiblemente el pozo del conocimiento científico”, señalan en Nature. “La revolución ha comenzado y no hay vuelta atrás”, dice la publicación, que también incluye en la lista al científico jefe de Open AI, Ilya Sutskever, al que consideran un visionario de la IA. El investigador ha sido reconocido por su papel central en el desarrollo de ChatGPT y los grandes modelos de lenguaje que lo impulsan.

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