De qué se trata el proyecto de la UBA para mejorar la vida en la Antártida

La Facultad de Agronomía busca desarrollar una planta potabilizadora en la base Petrel. Los detalles de la propuesta.

Desde la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Buenos Aires (Fauba) llevan adelante un proyecto para mejorar la calidad de vida en la Antártida, por eso pensaron en el desarrollo de dos plantas para la base Petrel: una será para el tratamiento de aguas residuales, y la otra, para potabilización de agua para consumo.

Según explicaron desde la casa de altos estudios, la idea es complementarlas con un biodigestor para el tratamiento de residuos orgánicos y que la energía de dicha planta sea 100% renovable a través de paneles solares y aerogeneradores.

“El mayor desafío es que esta planta debe tener una serie de características muy precisas, como su robustez y la temperatura a la que debe estar, debido a las características extremas del lugar en el que va a funcionar. Si se rompe, por ejemplo, pueden pasar varios meses hasta que vuelva a estar operativa”, explicó Roberto Serafini, docente de la cátedra de Química Inorgánica y Analítica de la Fauba.

El proyecto avanzó luego de la firma de un acuerdo con el Comando Conjunto Antártico y el Grupo IFES, una empresa surgida de la incubadora de proyectos de la facultad. A su vez, asesora y participa el Instituto Nacional del Agua.

“La idea que tenemos es que se pueda monitorear a distancia la temperatura, el pH, la conductividad y otras variables que requieren análisis específicos. Este monitoreo de manera remota permitiría, además, compartir datos con las bases de otros países y así enriquecer el sistema. En este sentido, el proyecto está presentado y hay ­fondos presupuestados”, planteó el experto.

Sobre el funcionamiento de una de las plantas, señaló que los efluentes que generalmente se vuelcan en aguas superficiales en este caso se van a trasladar a una especie de laguna que se va a armar y luego se va a canalizar hacia el mar.

“Dado que es un ecosistema muy frágil, el proyecto garantiza que el agua de descarga sea compatible con los parámetros de vuelco, los cuales están estandarizados e indican, por ejemplo, que dichas aguas no pueden tener más de determinada cantidad de bacterias”, postuló Serafini.

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