Diomedes: las islas que permiten viajar en el tiempo

Se trata de un fenómeno sin igual que atrae a los viajeros más curiosos. Aunque las separan menos de 4 kilómetros, tienen más de 20 horas de diferencia.

Las maravillas del mundo muchas veces se mezclan con la mano del hombre y se generan escenarios casi mágicos. Eso ocurre en las islas Diomedes, que están separadas por menos de 4 kilómetros de distancia y más de 20 horas de diferencia. ¿Cómo es posible?

Las islas se ubican en medio del estrecho de Bering y quedaron divididas por la frontera entre Rusia y Estados Unidos, y cada una es tierra de estas potencias mundiales, respectivamente. Esta curiosidad atrae a los viajeros más intrépidos y a aquellos que buscan los destinos más excéntricos.

Incluso para los fanáticos del turismo aventura es un llamado a la experiencia del riesgo, dado que, durante el invierno, las aguas que corren desde el mar de Chukchi se convierten en un bloque sólido de hielo, a través del cual se puede caminar de la una a la otra, hacer el recorrido en esquís o en moto de nieve. Por cuestiones políticas, esto es ilegal.

La más grande es de Rusia, y la pequeña, de Estados Unidos; ambas tienen 21 horas de diferencia por los cambios de huso horario en cada región, es decir que, mientras en una se pasa al año nuevo, a 3,7 kilómetros deben esperar casi todo un día para celebrarlo.

Fue en el año 1867, cuando se firmó el ­tratado de compra de Alaska por parte de Washington, que se estableció que una fuera rusa y la otra norteamericana.

En la estadounidense reside una población nativa de 160 esquimales iñupiat. Estas personas viven concentradas en un pueblo asediado por la fuerza del viento y del mar, ya que allí las olas alcanzan con frecuencia los diez metros de altura. Viven de la pesca del salmón y los cangrejos rey, y de la caza de osos, focas y morsas.

Los servicios de comunicación con el continente son muy escasos, tanto para unos como para los otros. Para llegar, la mejor opción es hacerlo en helicóptero, aunque no existen pistas de aterrizaje por la irregularidad del terreno. Además, hay vientos huracanados de manera permanente.

La navegación también es muy dificultosa, ya que las aguas permanecen congeladas gran parte del año. Si bien en los meses de verano es posible ir en bote, los témpanos que proliferan allí lo hacen muy complejo.

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