cultura

Eduardo Rovira: un bandoneonista que eligió a La Plata

Rovira compuso cerca de 200 tangos y 100 obras de cámara.

Tenía 14 años cuando ingresó a la orquesta de Florindo Sassone y realizó su primera gira. Mientras tanto, estudiaba armonía, contrapunto, composición e instrumentación. En los 20 años siguientes pasó por grandes agrupaciones tangueras, como las de Miguel Caló, Osmar Maderna y Alfredo Gobbi. Aníbal Troilo también lo convocó, pero Rovira justo tuvo que hacer la colimba.

Con sus amigos de La Plata –ciudad en la que se había afincado-, formó el Octeto La Plata, una agrupación de tango de vanguardia que a mediados de los años 50 no podía sino producir desconcierto y desconfianza entre las filas tangueras.

Una noche de 1968, en una quinta de City Bell, sorprendió a los concurrentes de un asado cuando a la hora de los postres les hizo escuchar la grabación de lo que sería su disco Sónico, donde Rovira experimenta por primera vez en la historia del tango con distorsión eléctrica en el sonido del bandoneón.

En 1973, Rovira fue nombrado director del Teatro Argentino de La Plata. Sus primeros artistas contratados para que actuaran en nuestra ciudad a precios populares fueron Atahualpa Yupanqui, Los Jaivas y Alberto Cortez. Poco tiempo pudo ocupar ese despacho –casi tan breve como el de la presidencia de Héctor José Cámpora, bajo cuyo mandato fue designado-.Su último recital fue el 24 de noviembre de 1979, en la ciudad de Azul.

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