cultura

El encuentro de Patti Smith y Sam Shepard

Se conocieron en circunstancias muy curiosas mucho antes de que ambos fueran famosos.

Patti Smith iba caminando apurada por la calle muerta de hambre, aún temerosa de que la descubrieran, no un fan sino el carnicero del lugar del que había robado un trozo de carne. Tenía guardado el botín en el enorme bolsillo de su impermeable. Fue entonces que lo vio a él. La sospecha de una cara conocida se convirtió en certeza: era el baterista de la banda que solía ver los viernes a la noche. Hablaron un rato. Como temía qué él empezara a notar el fuerte olor a ternera, le confesó lo que llevaba encima y lo invitó a comer a su departamento. A la semana siguiente, él la invitó a comer la mejor langosta de la ciudad. Patti Smith temía que, a la hora de pagar, su amigo baterista confesara su insolvencia. Cuando él se levantó para ir al baño, se acercó una amiga de Patti para felicitarla por haber conseguido salir con Sam Shepard.

Faltaban algunos años aún para que él fuera un actor y escritor de renombre, que se luciría en París, Texas y ganara el premio Pulitzer, y ella se convirtiera en “la madrina del punk”. Incluso Patti actuaría en su obra Cowboy mouth y daría sus primeros pasos en el escenario, siendo el puntapié de una de las relaciones que más la supieron moldear como artista.

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