La historia solidaria de Marcelo Chiodini
El platense que puede sacar todo a flote
Utiliza su ingenio para fines solidarios: fabrica innovadores trajes de baño y dona el 100% de lo recaudado al Hospital de Niños
En los años 90, cuando todavía no tenía hijos, Marcelo Chiodini consiguió un traje de baño con flotadores para que sus sobrinos, por entonces chicos, pudieran bañarse con tranquilidad en la playa. La novedosa prenda supo acaparar la atención de propios y extraños, para convertirse en uno de los atractivos de aquel verano. “La gente me preguntaba dónde la había conseguido, todos me decían que era un invento genial”, recordó Chiodini, a quien muchos ya reconocían por su carrera futbolística como delantero del Club Everton.
Quince años más tarde, un problema de salud de su hija lo llevó a recurrir al Hospital de Niños. Entonces vio que esta institución, “pese a que cuenta con una atención excelente, carece de insumos básicos. Faltan termómetros, aparatos de presión y jeringas. Pensé en hacer algo para ayudar y refloté esta idea de las mallas”, dijo este hombre que es licenciado en Administración de Empresas y trabaja como productor de seguros.
Movilizado por la idea de ayudar, Chiodini modificó el diseño original y fabricó 50 mallas nuevas. La prenda, a la que bautizó como “Malla Barrilito”, es similar a las enteras femeninas, pero con costillas de Telgopor expandido que permiten la flotación.
Ayuda continua
“Se trata de una prenda buenísima porque le da a un nene de dos años la posibilidad de que flote. Una amiga que diseñaba ropa deportiva me ayudó con el proyecto. Empezamos a poner a los costados de la prenda primero goma eva y luego Polifan” dijo.
A un valor de 500 pesos cada una, vendió diez y con los cinco mil pesos que juntó compró termómetros y aparatos de presión para el Hospital de Niños. “Lo que yo junté no es nada. Pero si cada uno da lo que puede, se puede hacer mucho”, dijo este hombre que también regaló algunas prendas para que chicos con problemas motrices puedan tener la experiencia de permanecer en el agua sin que nadie los tenga que asistir.
A partir de esta iniciativa, los padres del colegio al que asisten los hijos de Chiodini siguieron su ejemplo y empezaron un proyecto en la escuela para colaborar con la Casa Ludovica, el espacio que hospeda a las mamás de chiquitos que viven fuera de La Plata y que requieren tratamiento ambulatorio en el Hospital de Niños de La Plata.
“Me pareció una gran iniciativa para que los chicos desde el jardín puedan solidarizarse y aprender valores”, dijo Chiodini. Entre alimentos para el desayuno, artículos de limpieza y juguetes nuevos, ya consiguieron 35 cajas de insumos. Monitoreados por los padres, fueron los chicos los que organizaron todo. “Los nenes hicieron una alcancía y la dejaron en el aula para donar las monedas que les sobraban del kiosco. Fue muy emotivo ver cómo se desprendían de sus cosas para una causa mayor”, concluyó.