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El testamento de Gustavo Cerati: Fuerza Natural

Compuesto mayormente en su chacra uruguaya de San Ignacio, el último álbum del líder de Soda Stéreo fue planteado como una suerte de borrón y cuenta nueva. “Este es un disco fundamentalmente empujado por el deseo”, dijo.

"Hay discos que se disfrutan más, hay discos que se sufren más; hay discos que surgen más por necesidad, hay discos que surgen más por deseo”, decía Gustavo Cerati. “Fuerza Natural es un disco fundamentalmente empujado por el deseo”.

Después del éxito inobjetable de Ahí vamos y el regreso de Soda Stereo (aquella célebre “burbuja en el tiempo”), Cerati había cumplido cincuenta años y ya no tenía que rendirle cuentas a nadie. Excepto a su propia musa. Fuerza Natural, en ese sentido, significaba una suerte de borrón y cuenta nueva.

Compuestas durante dos meses bucólicos en su chacra uruguaya de San Ignacio (septiembre y octubre del 2008, para ser precisos), canciones como Naturaleza muerta y Tracción a sangre jugaban en dos ligas: sonaban como una suerte de síntesis de su obra pero también expandían el radio de su campo de acción. Ahí estaban las referencias a la psicodelia británica, el omnipresente Bowie, los Beatles del Álbum Blanco y el rock setentista argentino. Ahí estaban, por otro lado, las colaboraciones líricas de Adrián Cayetano Paoletti (fundador de Copiloto Pilato y solista de culto para la generación sónica) y de su propio hijo Benito. Decidido a romper el corset de la canción sentimental, Cerati –que históricamente se subestimó como letrista- sabía perfectamente cómo y dónde encontrar auxilio para explorar una zona virgen de su poética: el poder del universo biológico y los grandes cataclismos.

“Es muy loco: en los 80 añoraba los discos simples de los años dorados del rock; ahora que volvió el single -en otro formato- no me interesan más, me interesa la cosa más completa”, decía entonces. “Es además un disco de viaje, de carretera. Más solitario que Ahí vamos, más celebratorio y asimismo con una alta dosis de alarma ante los fenómenos naturales. Se iba a llamar Viento, al final quedó Fuerza natural. No tiene un mensaje ecológico, pero habla justamente de las fuerzas naturales internas y externas, las invisibles y las cotidianas. También tiene mucho campo, mucha pampa”.

Grabado entre enero y agosto de 2009 en su estudio Unísono, el audio de Fuerza Natural es una fiesta para sibaritas. Un caleidoscopio que, a la luz de la compresión actual para Spotify y la hegemonía del trap, dispara una serie de conjeturas: ¿qué clase de música estaría haciendo Gustavo Cerati? ¿Con qué artista joven encontraría espacio para colaborar? ¿Seguiría apostando por el disco o preferiría la inmediatez del single? ¿Qué diría sobre la gira de Soda Stereo con cantantes invitados? La respuesta está flotando en el viento.

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