En la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe

En Bahía Blanca, tras 36 años de noviazgo, una pareja se casó en la unidad coronaria de un hospital. Él padece insuficiencia cardíaca

Ricardo Sheffer es un hombre de 65 años que sufre problemas cardíacos desde hace más de 20 años. Aunque el paciente esté en lista de espera para recibir un trasplante, su delicado cuadro clínico y su edad avanzada lo vuelven un candidato con pocas posibilidades de recibirlo. Pero él ya consiguió un corazón: el de Blanca, su amada, que después de 36 años de novios aceptó la propuesta de casamiento. La boda sucedió el pasado 12 de septiembre en la unidad coronaria donde Ricardo está internado.

Al advertir la gravedad de su cuadro, Ricardo Sheffer decidió casarse no solo para concretar algo que tenía pendiente desde hacía muchos años, sino también para poder aliviar a Blanca de las situaciones burocráticas a las que puede quedar expuesta en el peor de los casos. Franco Gregorietti, médico de la unidad donde este hombre pasa los días internado, dijo al diario Hoy que “desde el principio, cuando surgió esta posibilidad a pedido de él, contó con el apoyo de todo el equipo. Le realizamos certificados médicos para que la jueza de paz del registro civil pudiera acercarse hasta el hospital para realizar el acto”.

En la celebración no faltaron los adornos, la torta, ni las botellas de champagne. Los profesionales del área hicieron una colecta para que, dentro de las posibilidades que ofrecía la sala, todo fuera una fiesta. Incluso, su médico de cabecera, Marcelo Guimaraenz, hizo las veces de testigo de la boda. 

Enfermeros y médicos le cortaron el pelo, lo perfumaron y hasta le prestaron una corbata: “Yo prometí hacerle el video. Aprovechando la tecnología del celular filmé y le pregunté si quería que lo subiera a internet. Me dijo que sí, porque uno de los hijos de Blanca vive en Inglaterra y se lo querían hacer llegar”, dijo el doctor Franco Gregorietti.  

En el video, que se viralizó en pocas horas, puede advertirse la complicidad del paciente con los profesionales de la salud. A modo de broma, le preguntan a la novia si está segura de lo que está haciendo o le piden a Sheffer que “afloje” a la hora de besar a su flamante esposa. “De tantas internaciones que tuvo en el Hospital ya nos conoce a todos. Tiene muy buena relación con todo el equipo y en verdad es un tipo que se hace querer mucho” dijo el doctor Gregorietti. 

Sentados sobre una de las camillas de terapia, y apoyando el libro de actas sobre el desayunador, el flamante matrimonio estampó su firma y su amor hasta que la muerte los separe. “Estoy muy emocionado. No tengo palabras para lo que siente mi corazón”, concluyó Sheffer.

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