Ciencia

Encuentran rastros de la explosión de un meteorito hace 430.000 años

Las partículas del cuerpo celeste fueron halladas en la cima del monte Walnumfjellet, uno de los picos de la cadena montañosa antártica, Sor Rondane.

Un equipo de científicos de la Universidad de Kent, en Reino Unido, encontró evidencias del impacto de un meteorito en la Antártida hace 430.000 años. Las partículas del cuerpo celeste fueron halladas en la cima del monte Walnumfjellet, uno de los picos de la cadena montañosa antártica, Sor Rondane.

De acuerdo al estudio publicado en la revista Science Advances, la colisión fue “inusual”, ya que no alcanzó la potencia suficiente como para generar un cráter. Tampoco registró una velocidad necesaria para desintegrarse en la atmósfera.

Según informaron los especialistas, el ingreso del cuerpo rocoso en la capa de gas de la Tierra dejó un chorro de material derretido y vaporizado. Los análisis realizados por el equipo de la institución británica arrojaron que el meteorito, de unos 100 metros de diámetro, esparció escombros por el aire, alcanzando un nivel de riesgo mucho más elevado que el del fenómeno de Tunguska, que en 1908 arrasó con un área de 2.150 kilómetros cuadrados de bosque en suelo ruso.

De esta manera, los autores del trabajo resaltan la importancia de reevaluar la amenaza que representan este tipo de estructuras, aunque sean de tamaño medio, ya que podrían ser completamente destructivas para cualquiera de las regiones de la superficie terrestre.

“Aunque los eventos de aterrizaje pueden no suponer una amenaza para la actividad humana si ocurren sobre la Antártida, si tuvieran lugar sobre una zona densamente poblada provocarían millones de víctimas y graves daños en distancias de hasta cientos de kilómetros”, explicó Matthias van Ginneken, autor principal del estudio e investigador de la Universidad de Kent.

Hasta el momento, los especialistas no lograron determinar la frecuencia de este tipo de eventos, que no tienden a dejar grandes partículas a la vista. De hecho, el mayor de los esferulitos de condensación hallados en la Antártida no tiene más de medio milímetro de diámetro.

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