Guillermo del Toro del sueño a la realidad
Con el lanzamiento de Frankenstein, el director mexicano logró cumplir uno de los máximos deseos de su vida.
Nacido en Guadalajara en el año 1964, Guillermo del Toro desde muy chico se mostró cercano al género fantástico. Ya desde muy corta edad sentía que había algo especial en los monstruos y las criaturas. Tal fue así, que como cuenta él, a los siete años hubo un suceso que lo marcaría para siempre. En ese entonces vio por primera vez las películas de Frankenstein, de James Whale. “Cuando vi a Boris Karloff, en ese momento, comprendí la religión. Entendí a Jesús, el éxtasis, la inmaculada concepción, los estigmas, la resurrección. Comprendí que había encontrado a mi mesías. Mi abuela tenía a Jesús. Yo tenía a Boris Karloff”, declaró en su momento el cineasta. Fue tal como lo atravesó esa imagen que instantáneamente supo que deseaba hacer algo así. Después de muchos años, y varias trabas en el camino, finalmente Guillermo del Toro pudo dar por concluído uno de sus máximos sueños tras crear su propio Frankenstein y llevarlo a la pantalla grande, con la ayuda de Netflix, quien le otorgó el presupuesto necesario para semejante puesta en escena. La filmación se llevó a cabo entre febrero y septiembre del año pasado en locaciones de Escocia, Canadá e Inglaterra. La producción utilizó localizaciones como la Royal Mile en Edimburgo y mansiones escocesas como Dunecht House y Gosford House.
Su Frankenstein es la 13° película que realiza el director ganador de tres Oscar, instalado ya desde hace un largo tiempo en Los Angeles, alejado de su Guadalajara natal. “La obra maestra de Mary Shelley está llena de interrogantes que arden fuerte en mi alma: preguntas existenciales, sensibles, brutales y fatídicas que solo se encienden en una mente joven, y que solo los adultos y las instituciones creen que pueden responder. He vivido con la creación de Mary Shelley toda la vida. Para mí es la Biblia, pero quería crear algo propio, contar la historia en un tono diferente, con una emoción distinta”, sostiene del Toro en reportajes tras el estreno de su última obra.
“Desde que era niño, desde mi primera película en Súper 8 hasta hoy, había soñado con hacer dos películas: Pinocho y Frankenstein. Me imaginé contando la misma historia: qué significa ser humano y estar enmarcado en una vida por la eternidad y la muerte. Quise que Frankenstein fuera lo más personal posible, quise hacer esta película antes de tener una cámara o saber cómo dirigir. Terminé haciendo estas dos películas casi una tras otra en el momento en el que perdí a mi padre y a mi madre, y realmente tuve que reflexionar acerca de quién era, porque pasás a ser el hijo de nadie. El hecho de que eso sucediera las hizo a ambas más profundas”, señaló.
La obra, ya disponible en la plataforma Netflix para poder verla, fue recibida con buena crítica. Si bien las expectativas eran más que altas, por contexto general, por lo pronto se mantiene como uno de los grandes estrenos de este año. A pesar de tomarse algunas licencias en el relato y la historia, la cinta abre el debate sobre la figura de Dios, la eternidad, la belleza, la angustia, la crueldad y sobre lo que es ser padre y ser humano.
