Hallazgo: los humanos del Paleolítico tenían mejor salud bucal

El estudio de bacterias fosilizadas confirma cómo fue el cambio de dieta con los primeros agricultores.

Un equipo de investigadores italianos ha reunido decenas de dentaduras de un período clave de la prehistoria: el paso del Paleolítico, el tiempo de los cazadores-recolectores nómadas, al Neolítico, la era de los agricultores, los ganaderos, las primeras ciudades, los primeros imperios y el resto de la historia. Con ese material, observaron de qué manera el microbioma oral cambió a medida que los pueblos neolíticos que venían de Oriente con su tecnología agraria y sus animales domesticados fueron propagándose.

En total, juntaron 76 muestras dentales, algunas tan antiguas como hace 31.000 años, en pleno Paleolítico Superior. Las más recientes son ya de la Edad del Cobre, hace unos 3.000 años y a unos pocos siglos de la fundación mítica de Roma. Entre medio, la mayoría de los restos son de las distintas fases del Neolítico. La gran revolución empezó justo al inicio del Holoceno, al retirarse los últimos glaciares, hace unos 11.000 años en Oriente Próximo.

Se observaron dos cambios diferentes, especialmente desde el cazador recolector hasta los primeros agricultores. Estos cambios siguieron dos tendencias distintas: una de especies que estaban muy presentes entre los cazadores recolectores y comienzan a declinar con el inicio del Neolítico; y otras especies que siguen la tendencia opuesta, que estaban poco presentes entre los cazadores y aumentaron mucho con el inicio de la transición.

“Las muestras paleolíticas y neolíticas se caracterizaron por diferentes rutas de carbohidratos”, dijo Andrea Quagliariello, investigador de la Universidad de Padua. “Por ejemplo, los cazadores ­recolectores paleolíticos presentaban un enriquecimiento en el metabolismo del almidón de origen vegetal silvestre, mientras que las muestras neolíticas, en el metabolismo de la galactosa, un subproducto de la lactosa de la leche ­animal. Estas diferencias probablemente estén relacionadas con una diferencia en los recursos dietéticos seleccionados.

De hecho, usando el microscopio, detectaron restos de plantas diferentes (trocitos de semillas y raíces) en el sarro de los cazadores recolectores y en el de las personas del Neolítico. “Esto puede explicarse por el hecho de que adoptaron diferentes fuentes de carbohidratos y, a cambio, se seleccionaron diferentes especies.

De hecho, las muestras de cazadores recolectores estaban particularmente enriquecidas en restos de almidón en el sarro y, al mismo tiempo, también enriquecidas en especies implicadas en el metabolismo del almidón”. Así, aunque no fuera el objetivo del trabajo, las diferencias en el microbioma oral les permitieron llegar a esta conclusión: los paleolíticos tenían los dientes más sanos.

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