La adicción al trabajo en tiempos de home office

La cuarentena no solo puso en evidencia los problemas de salud de quienes padecen esta enfermedad, sino también la manera en que afecta los vínculos.

El paso a la modalidad home office durante la cuarentena permitió a millones de trabajadores alrededor del mundo mantener sus puestos laborales sin salir de sus casas.

Si bien la pandemia habilitó la posibilidad de replantear el trabajo de cara al futuro al comienzo del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio dispuesto por el Gobierno argentino, una encuesta realizada por la consultora Adecco arrojó que el 42% de los participantes dedicaba más horas al trabajo desde el hogar que en la oficina.

Asimismo, un estudio desarrollado por investigadores de las universidades de Harvard y Nueva York señaló que, con el teletrabajo, 3,1 millones de personas destinan en promedio unos 45 minutos adicionales a sus tareas diarias y consideran que la modalidad podría incurrir en un exceso de trabajo.

Si bien el relevamiento liderado por el portal de empleos Bumeran arrojó que el 78,6% de los argentinos cree que el home office comenzará a ser incorporado por todas las empresas, cabe destacar que un 28,5% manifestó que trabaja fuera del horario habitual y más horas que antes.

En este sentido, es necesario plantear las dificultades a las que se enfrentan las personas que sufren adicción al trabajo, ante la imposibilidad de “desconectarse” y los conflictos que esto podría desencadenar con la familia, en un marco de convivencia exacerbado por el confinamiento.

En diálogo con diario Hoy, la doctora María Teresa Calabrese, endocrinóloga, psiquiatra y psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), dijo que “lo que subyace en una adicción es un déficit de identidad. Es una sensación de vacío interior muy grande que necesita ser llenado con algo. Para algunos será una sustancia o las redes, para otros es el trabajo”.

Si bien antes de la pandemia estas personas se llevaban parte de la oficina a sus hogares, “el medio familiar y social no lo veía todo el tiempo conectado al trabajo porque la persona estaba afuera, pero con el confinamiento aparecieron muchos problemas de pareja o con los hijos, y empezaron las protestas”, agregó Calabrese.

Asimismo, este tipo de adicción puede traer complicaciones en relación a la salud. “No se es workaholic gratuitamente, lógicamente el cuerpo va a pagar un tributo. Edil exceso de vértigo laboral puede tener implicancias cardiovasculares o desencadenar problemas intestinales”, destacó a Hoy el doctor Juan Eduardo Tesone, psicoanalista y miembro de la APA.

En relación al trabajo que se lleva adelante con estos pacientes, el doctor Harry Campos Cervera señaló: “Se trabaja básicamente con la persona para poder encontrar de qué situación o de qué vacío está tratando de escapar y qué es lo que sucede en su existencia, para encontrar otros elementos sustitutivos que sean gratificantes”.

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