cultura

La ejecución de una reina

Enrique VIII acusó a su segunda esposa, Ana Bolena, de adulterio, incesto y traición

Ana Bolena fue acompañada al patíbulo por sus damas de compañía. Antes de que la mataran, la reina entregó su collar (del que pendía una “B” mayúscula de oro) a una de sus acompañantes, se giró hacia el verdugo y le dijo a modo de disculpa: “No le llevará mucho tiempo, señor, tengo el cuello muy fino”.

Las cortesanas recogieron su cabeza tras el hachazo y la envolvieron en una manta blanca. Al alguacil se le olvidó encargar el ataúd y tuvieron que llevarse sus restos en un baúl. Enrique VIII mandó destruir sus retratos, quería borrar todo recuerdo de ella. Pero fue en vano, Ana Bolena pasó a la historia como “la reina consorte más influyente e importante que Inglaterra ha tenido nunca”.

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