La historia de don Mario y el cementerio perdido en Tolosa…

Tiene 69 años y creció jugando con la “luz mala” en la calle 118, donde antiguamente estuvo el primer cementerio de La Plata. A pocos días del aniversario número 150 del barrio, este vecino relata historias de secretos y misterios de la populosa Tolosa.

Mario Cordon nació en 1951. A los 10 años se mudó con su familia a 118, entre 525 y 526. Allí pasó su juventud, en la denominada “calle de la amargura”.

El lugar, de casas bajas, está muy cerca de las vías del tren, que por aquel entonces llegaba hasta Punta Lara. Tenía una particularidad: estaba a menos de 50 metros de la manzana donde funcionó el primer cementerio de La Plata.

En el medio de un relato lleno de misterio y una cuota de leyenda urbana, este vecino de Tolosa aportó un testimonio viviente de una parte de la historia de este barrio, que en menos de 20 días cumplirá 150 años.

El viejo cementerio funcionó en los años posteriores a la fundación de la ciudad, en la manzana que va desde 118 a 119 y de 526 a 525. Aunque a finales del siglo XIX era todo campo y no estaban ni siquiera delimitadas las calles de tierra en esta zona.

A mediados del siglo pasado, sin embargo, fueron los propios vecinos los que se encargaron de mantener vigente el recuerdo y la memoria.

A comienzos de la década del 60, cuando la familia Cordon se mudó del centro a esta parte de La Plata, todavía se veía la denominada “luz mala”. Supuestamente, sucede en las noches de luna, cuando resurge un reflejo incandescente del interior de la tierra, que no es otra cosa que el reflejo de los huesos de algunos cadáveres, que hace 70 años permanecían enterrados en 118 y 526.

La calle 118 era la que usaban los carruajes fúnebres tirados por caballos para llevar los cuerpos de los difuntos vecinos que vivieron en la ciudad en la época de la fundación. A esto se debe la denominación de “la calle de los lamentos”, porque era la que los familiares transitaban para dar la última despedida a sus seres queridos antes del entierro.

Ahora bien, ¿qué paso una vez que el cementerio se mudó a la zona de 72 y 131, donde funciona en la actualidad?

“Muchas personas, especialmente los más pudientes, decidieron trasladar los restos de sus familiares. Pero otros no tenían esa posibilidad y, todavía debajo de la tierra de esa manzana, puede haber restos de personas que vivieron en el siglo XIX”, explicó Mario, quien conoció a su esposa en el colegio Comercial San Martín, se casó y nunca se alejó de la zona.

En su momento, a finales del siglo XIX, la excusa para trasladar el cementerio de la zona de Tolosa a su ubicación actual obedeció a que el lugar donde hoy se encuentra es un terreno más alto que el de Tolosa, y por ende, es más adecuado para enterrar cuerpos que las zonas más bajas o inundables.

Comenzaron los festejos por los 150 años

En conmemoración por los 150 años de Tolosa, desde el viernes comenzaron los actos y festejos, que anoche tuvieron como epicentro la Fiesta de la Cerveza, en el Círculo Cultural Tolosano, en 528 bis y 115.

El viernes, en tanto, tuvo lugar un espacio de poesía, cuento y canto en la biblioteca Mariano Moreno.

Hoy desde las 15 habrá un homenaje a Jorge Alorsa, organizado por los vecinos en la Plaza de 6 entre 528 y 529.

Para esta semana también está anunciada una charla que brindará el arquitecto Enrique Ferrari sobre el patrimonio de esta localidad; se trata de un hecho significativo por tratarse del aniversario de la más antigua de la región.

Noticias Relacionadas