La pandemia acentuó el síndrome de burnout o de “estar quemado”

Casi el 90% de los argentinos lo padece. Si bien no es una afección exclusiva de estos tiempos, la situación de aislamiento la ha promovido.

El síndrome de burnout o de “estar quemado” figura hace más de un año en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) elaborada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se trata de un agotamiento excesivo que aparece como respuesta al estrés laboral prolongado, es decir, repercute en el cuerpo cuando las demandas laborales exceden la capacidad de respuesta de una persona.

Recientemente, el sitio de empleos Bumeran realizó una encuesta acerca de este síndrome en el marco del aislamiento impuesto por el coronavirus. El 87,9% de los argentinos consultados dijo padecerlo, o haberlo experimentado.

La licenciada y profesora en Psicología, Érica R. Barrera, señaló que, si bien “convivimos con el estrés cotidianamente, el problema surge cuando los factores estresores no cesan”. Asimismo, explicó: “El burnout tiene repercusiones en la vida del sujeto más allá de lo laboral. La persona afectada manifiesta agotamiento físico, emocional, mental, falta de motivación, que no solo implican una baja en el rendimiento, sino que trae dificultades en lo interpersonal”.

La expresión “estar quemado” es la traducción del término inglés burnout. “Este síndrome aparece cuando hay un desajuste entre los ideales y expectativas de un momento de la vida de una persona en relación a lo que le exige el entorno y las circunstancias”, indicó Barrera, quien añadió: “Esta disparidad genera una tensión, genera angustia”.

El burnout no es exclusivo de este tiempo de pandemia, aunque esta circunstancia ciertamente lo ha promovido. El estrés crónico hoy tiene lugar en muchos ámbitos. Los trabajadores de la salud son la población más susceptible a sufrirlo, sin embargo también se da en ámbitos más pequeños como en los hogares, donde muchas personas han trasladado sus tareas laborales.

Las personas que lo padecen “van perdiendo poco a poco el interés en las tareas y en las responsabilidades, y aparece la fatiga. Muchas veces, el agotamiento extremo puede llevar a casos graves de ansiedad o depresión”, advirtió la profesional de salud mental, y agregó que también pueden manifestarse síntomas como baja autoestima, estado de nerviosismo, dificultad para concentrarse, agresividad e irritabilidad.

"También aparecen cuestiones del orden psicosomático como dolor de cabeza, insomnio, trastornos gastrointestinales, erupciones dermatológicas, entre otras manifestaciones del cuerpo”, indicó.

La prevención

Para Barrera, los avances en la regulación del teletrabajo son un factor clave para prevenir el síndrome de burnout. Es importante establecer condiciones, pactar las jornadas de trabajo, el derecho a la desconexión digital y el derecho a compatibilizar la jornada de trabajo con las tareas del hogar, entre otras.

La especialista también indicó que “otras medidas consisten en identificar cuáles son los factores estresores para poder administrarlos: ver cuáles son las opciones para poder conversarlas con el empleador, buscar un plan y trabajar juntos para reconfigurar objetivos y expectativas, y llegar a compromisos diferentes”.

“Además, buscar apoyo en los compañeros de trabajo, amistades y seres queridos: esto siempre ayuda a lidiar con el estrés. Y también puede ayudar la posibilidad de iniciar alguna psicoterapia”, concluyó.

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