La primera emprendedora argentina en recibir el premio de la Fundación Melinda Gates
Se trata de Cecilia Flores, quien se destacó entre 1.500 mujeres en el concurso Female Founder Competition y recibió dos millones de dólares para su empresa Webee, una compañía de innovación tecnológica fundada en 2013.
Diario Hoy dialogó con Cecilia Flores, quien recalcó el duro camino que tuvo que llevar adelante para poder manejar su propia empresa en un mercado donde hay más hombres y en donde en muchos casos los pasos para poder llegar a la cima suelen ser desiguales.
Nació en Salta, se graduó en Marketing y Comunicaciones en la Universidad Blas Pascal y vive junto a su marido, Lucas Funes, CEO de la compañía, y su pequeña hija, en Silicon Valley, Estados Unidos. Precisamente allí están las sedes de muchas compañías emergentes y globales de tecnología, como Apple, Facebook y Google, las más sobresalientes de las que se encuentran allí.
Flores, junto a su compañero, llevan adelante la empresa, donde trabajan 20 personas. Webee tiene dos sedes, una en California y otra en Argentina, en la provincia de Córdoba.
Melinda Gates (Ann French de soltera), quien entregó la premiación, es una empresaria estadounidense que se graduó en informática y economía. Además, ha denunciado el desequilibrio en los sueldos entre hombres y mujeres y ha contribuido para que dicha situación en la industria tecnológica de Silicon Valley pueda realizar un cambio.
Esta es la segunda vez que se realiza el concurso Female Founders Competition, que otorga seis millones de dólares a cuatro compañías que sean lideradas por mujeres y que desarrollen software empresarial.
―Webee Corporation es una startup que ofrece innovación tecnológica capaz de desarrollar soluciones de Internet de las Cosas (IoT) e Inteligencia Artificial (AI). ¿Qué significa esto para una persona que quizás no está del todo
involucrada en la tecnología?
―Significa poder tener control sobre procesos críticos en tiempo real y evitar ineficiencias. Por ejemplo, un supermercado puede saber que un freezer está funcionando mal y evitar perder el stock; o un campo puede saber la cantidad exacta de agua que debe utilizar en cada momento y así optimizar el sistema de riego.
―Hay un resultado, pero antes hay un proceso. ¿Cómo fue ese camino?
―Fue un proceso muy competitivo con gente muy preparada y proyectos muy buenos compitiendo. De 1.500 que participamos quedamos cuatro finalistas en cada categoría y finalmente nos anunciaron que habíamos ganado. Yo disfruté muchísimo el proceso. Más allá de la expectativa de ganar, el hecho de postular te ayuda a revisar el negocio, hacerte preguntas sobre diferentes aspectos y hay mucho aprendizaje.
―¿Cómo fue mudarte a Estados Unidos?
¿Se te hizo difícil o ya lo soñabas de chica?
―Muy difícil. Nunca tuve miedo de mudarme y vivir lejos, personalmente tomo cada desafío como una oportunidad de reinvención y de aprendizaje, pero eso no lo hace más sencillo. Se pasan muchos momentos de soledad; no tener la red de contención y ayuda hace que se viva el minuto a minuto con mucha intensidad. Desde el punto de vista del emprendimiento, el mercado es mucho más predecible y esa estabilidad es muy positiva, pero a la vez también muy competitivo.
―¿Sentiste, siendo mujer, que te costó más lo que es moverte en el mercado?
―Absolutamente. Fue, y sigue siendo, mucho más complicado. Siempre he tenido que estar más preparada para responder a cada pregunta o cada desafío. Cuando un argumento viene de mí se pone mucho más en duda que los de mis colegas hombres. Lamentablemente se aprende a vivir con eso.
―¿Cuáles son los desafíos que siguen?
―El desafío es crecer en la empresa y lograr un impacto en la adopción de tecnología para lograr sustentabilidad. Personalmente me gustaría que mi historia pueda servir de inspiración para que otras mujeres se animen, que sueñen en grande, que no tengan miedo de apuntar e ir por más.
―¿Qué consejos podés brindarles a las mujeres emprendedoras?
―Emprender es el camino que elegí. Tener un compañero como Lucas fue de una ayuda fundamental. Lo importante es nunca rendirse y confiar en nuestro propio talento. Las mujeres podemos hacer que las cosas funcionen. Nosotras somos la diferencia en cualquier proyecto.