La resistencia de un rubro: librerías de usados
Frente al avance de la venta puerta a puerta, las tiendas virtuales, las cadenas y el e-book, las librerías de usados todavía gozan de buena salud. “Los clientes son muy variados, pero los que visitan con más frecuencia la librería, son apasionados”, dice Federico Dabat, de Viva El Libro.
La sentencia se escribió mil veces. La sobrevivencia de las librerías de usados (o librerías de viejo) es, de alguna manera, la propia resistencia del libro. Si alguna vez el e-book amenazó de muerte al libro-objeto, la venta puerta a puerta, las tiendas virtuales y las cadenas multinacionales se ocuparon de acechar esas tiendas con anaqueles atiborrados de papeles y el perfume inconfundible del libro viejo. Sin embargo, ahí siguen.
Enclave de estudiantes e intelectuales (es decir, poco dinero y gran avidez intelectual), la ciudad de La Plata tiene una larga tradición en el rubro. Aunque hay un par de librerías que todavía ofrecen algún rincón con ejemplares ya leídos y subrayados, a la fecha quedan en pie cuatro comercios dedicados específicamente al usado. Un oficio con sus propias reglas.
“El proceso más importante es la compra de grandes lotes de libros usados –dice Federico Dabat, dueño de Viva El Libro-. Eso sucede en general en las casas, comprando bibliotecas enteras, miles de libros y luego un largo proceso de limpieza, reparación y clasificación, para poder llegar a la publicación de los libros y su colocación en las estanterías”.
Libros Lenzi es la librería decana e histórica de la ciudad. Mientras se prepara para celebrar sus cuarenta años en el rubro, se encuentra en un momento de gran actividad. No solo actualiza permanentemente su catálogo a través de las diferentes redes sociales (se mantienen muy activos en Instagram), sino que su fundador Mario Lenzi es el “objeto de estudio” de un documental audiovisual dirigido por la poeta local China Made.
A solo una cuadra de distancia, Libros Diagonal (ubicada precisamente sobre diagonal 77 Nº 458, entre 5 y 6) sigue dando batalla. Su vidriera abigarrada es parada obligatoria de los lectores que caminan rumbo a la Plaza Italia. Llegando a la zona de la terminal de ómnibus, la Librería Nacional goza acaso del espacio más amplio entre todas las librerías. Además de los anaqueles montados sobre las paredes, Nacional tiene mesas con novedades y pasillos dedicados a algunas temáticas específicas. Incluso cuenta con varias bateas de discos de vinilo y, llegando hacia el fondo, un par de mesas reservadas a partituras y revistas. Desde viejos números de El Gráfico hasta historietas, pasando por publicaciones de historia, música popular y algo de esoterismo.
Viva El Libro es la más reciente de las cuatro librerías de usados que permanecen abiertas en La Plata. Por la pandemia solo recibe a sus clientes virtualmente o a través de un mostrador en la puerta de su local luminoso de calle 43, entre 5 y 6, que es una invitación permanente a entrar. “Yo soy un librero autodidacta. Nunca trabajé en una librería, siempre compré y coleccioné libros usados y conocía bastante bien el mercado; con el tiempo comencé a vender libros raros en la web, eso fue creciendo y hace unos años decidí abrir el local. Ha sido muy importante el contacto con referentes, libreros de experiencia y toda la información que se puede hallar en la web, sobre libros, ediciones, editoriales, autores, etc.”, dice Dabat.
Una primera edición de El Federalista, fechada en 1868. Un ejemplar de la primera edición de Pleamar de Rafael Alberti, con una extensa dedicatoria manuscrita y un dibujo del autor. Una colección completa de la revista Por Ellos, núcleo intelectual de los nacionalistas españoles residentes en Buenos Aires durante la guerra civil española: las librerías de usados tienen tesoros imposibles.
“Hay clientes que buscan rarezas, primeras ediciones, traducciones específicas, ediciones anotadas o con estudios preliminares importantes y sobre todo material para sus intereses o investigaciones”, cierra Dabat. “Los clientes son muy variados, pero los que visitan con más frecuencia la librería, son apasionados del libro”, concluye.