CULTURA

Las andanzas de Martin Scorsese con George Harrison

Uno de los mayores directores de cine de la historia y uno de los integrantes de los grupos musicales que marcó el siglo XX, de cada lado de la cámara.

George Harrison era una figura tan grande y enigmática, que Martin Scorsese consideró que merecía una película. Living in the Material World es el título del documental que hace más de una década se estrenó por la señal HBO. Es un especial para televisión que dura tres horas y media. Su título es el mismo del segundo álbum de George Harrison, editado en 1973, y que se abre con un clásico: Dame amor, dame paz sobre la tierra.

Martin Scorsese cuenta cronológicamente la vida de ese Beatle, nacido en Liverpool el 25 de febrero de 1943, que conoció a Paul Mc Cartney a los 11 años, quien cuatro años después lo invitó a formar parte de la banda que había armado con un amigo, John Lennon, quien en un principio se opuso a la incorporación de Harrison por considerarlo muy joven. Gracias a la insistencia de Paul, George formó parte de The Quarrymen, que sería la prehistoria de la banda más famosa del siglo veinte.

Al director de la película no le fue difícil encontrar un vasto material sobre su personaje, porque George Harrison guardaba un montón de filmaciones de recitales y encuentros que había protagonizado. Solía decir: “Guardo las medias en el cajón de las medias y las drogas en el cajón de las drogas”. Scorsese tuvo a su favor ese tesoro, a la que agregó piezas valiosísimas como el testimonio de muchos compañeros de camino que George Harrison tuvo a lo largo de su vida.

Paul Mc Cartney recuerda así al George adolescente: “Era un pibe gallito, con un gran corte de pelo”. Por su parte, otro Beatle, Ringo Starr, recuerda los muchos momentos de presión que debieron vivir sobrellevar juntos: ““Estábamos en el Plaza de New York, teníamos un piso entero para nosotros y nos encerramos en el baño para charlar un poco y escapar de la increíble presión a nuestro alrededor.”

En 1964, George Harrison conoció a quien sería su esposa, Patti Boyd, mientras Los Beatles filmaban Anochecer de un día agitado. Ella era modelo y, a partir de entonces, se convirtió en musa. Se casaron en 1966, y el matrimonio duró ocho años. El único inconveniente –visto de afuera, pero que no importaba puertas adentro-, era que había un tercero incluido: Eric Clapton –con quien Patti se casaría en 1979-. Dice Scorsese que el triángulo amoroso entre George, su esposa Patti Boyd y su amigo Eric Clapton es la trama de un film en sí mismo. Tuvo que hacer ingentes esfuerzos para que esa historia no se devorara la película entera.

La realización de la película le insumió a Martin Scorsese cinco años. La paciente investigación le permitió dar con imágenes jamás vistas, y testimonios invalorables. Incluso, relatos poco difundidos del propio George Harrison acerca de la influencia que tuvo sobre él la música y la religión hindú, su adicción al LSD, y la manera en que evolucionó su manera de tocar la guitarra.

Martín Scorsese dijo que lo primero que le atrajo de George Harrison fueron sus letras porque trataban sobre temas con los que se sentía conectado profundamente. No fue la única película que se dedicó a uno de sus ídolos musicales, ya había retratado a Bob Dylan y Los Rollings Stone, en sendas películas.

Al estreno de la película concurrieron Paul Mc Cartney, Ringo Starr, Yoko Ono, Olivia Harrison y George Martin, el productor del genial cuarteto de Liverpool. El documental dura tres horas y media - se divide en dos partes: una primera que se refiere a los años en que se fue construyendo su fama, y otra en la que se aborda su vocación filantrópica, sus aristas religiosa extrañamente compaginadas con la decisión de convertirse en empresario-. Más allá de todo, el film hace las delicias de los que llevan en sangre ese saludable virus que se dio en llamar “beatlemanía”.

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