CULTURA
Las confesiones de Pablo Picasso
Algunos secretos sobre el arte y el pensamiento político de quien es considerado uno de los mayores pintores del siglo XX.
"Los verdaderos cuadros, si se acerca a ellos un espejo, deberían cubrirse de vapor, de aliento vivo, porque respiran”, dijo Picasso en alguna oportunidad. Y eso es lo que ocurre con sus pinturas: quedan vivas en la memoria de quien las mira. Para él, buscar no quería decir nada en pintura. Lo importante es encontrar. Su objeto al pintar era mostrar lo que había encontrado. En eso consiste la verdad de su arte: “Todos sabemos que el arte no es la verdad. Es una mentira que nos hace ver la verdad, al menos aquella que nos es dado comprender. El artista debe conocer el modo de convencer a los demás de la verdad de sus mentiras”.
A los ocho años, después de presenciar una corrida de toros, pintó su primera obra: El picador amarillo. Desde entonces y hasta el 8 de abril de 1973 –día en que murió a los 91 años-, no dejó nunca de pintar. Para él, pintar no es retratar lo que se ve, sino interpretarlo de manera tal que quien ve el cuadro, a partir de allí, conciba la realidad tal cual la ve en el cuadro: “Velázquez nos legó su impresión de las gentes de su época. Eran, sin duda alguna, diferente de como las pintó; pero no podemos concebir a Felipe IV de ningún otro modo que como lo pintó Velázquez”. Daba a la forma y al color todo su significado individual, y encontraba en todo lo que lo rodeaba la alegría del descubrimiento y el gozo de lo inesperado. Su fuente de interés estaba en lo sencillo: “A los cuadros se los hace siempre como los príncipes hacen a sus hijos: con pastoras. Nunca se hace el retrato del Partenón; jamás se pinta un sillón Luis XV. Se hacen cuadros con una choza del mediodía, con un paquete de tabaco, con una vieja silla”.
Era un hombre esencialmente solitario. Si bien terminó convirtiéndose en una celebridad que, cualquiera fuera el lugar del mundo que pisara, siempre estaba rodeado por mucha gente; era en la soledad donde nacían sus mejores ideas y gestaba sus creaciones: “Nada puede hacerse sin la soledad. Yo he creado una soledad que nadie sospecha. Es muy difícil hoy en estar solo, pues tenemos relojes. ¿Vio usted alguna vez un santo con reloj? He buscado por todas partes para encontrar uno, aun entre los santos que pasan por ser patrones de los relojeros”. Cuando se le ocurría un motivo para sus cuadros, desplegaba su idea sobre la tela, no la pensaba ni fijaba de antemano, y difícilmente daba por terminado un cuadro: “Terminado, vuelve a cambiar, según el estado del que lo mira. Un cuadro vive su vida como un ser viviente, sufre los cambios que la vida cotidiana nos impone. Esto es natural, puesto que un cuadro no vive sino por el que lo mira”.
Tuvo una muy reconocida militancia política: fue miembro del Partido Comunista de España y, cuando se fue a vivir a París, integró hasta su muerte el Partido Comunista francés. Durante la guerra civil española tomó decidido partido por los republicanos: “La guerra española es la lucha de la reacción contra el pueblo. Toda mi vida como artista no ha sido más que una lucha continua contra la reacción y la muerte en el arte”. En mayo de 1937 comenzó a pintar uno de sus cuadros más famosos, Guernica, inspirado por el bombardeo a esa localidad vasca; en el que en blanco, negro y una amplia gama de grises expresó claramente su “repudio y horror hacia la casta militar que ha hundido a España en un océano de dolor y de muerte”.
El franquismo fue blanco de sus críticas. Sueños y mentiras de Franco, son una serie de dieciocho escenas en las que señala la iniquidad del fascismo y los crímenes de guerra cometidos en su patria: “El artista es un ser político, constantemente vivo frente a acontecimientos desgarradores, feroces o felices, a los que responde de todas las maneras. ¿Cómo podría ser posible no sentir ningún interés por la gente y, en virtud de una indiferencia torremarfilina, separarse uno mismo de la vida que esa gente brinda tan copiosamente? No, la pintura no está hecha para decorar apartamentos. Es un instrumento de guerra para el ataque y la defensa del enemigo”.