Cultura

Le Corbusier en La Plata

El inventor de la arquitectura moderna diseñó en nuestra ciudad lo que sería su única construcción en América Latina, la Casa Curutchet.

Le Corbusier era un hombre raro, tenía confianza en el futuro de Argentina: “He comprendido en la tierra de estos hermanos separados de nosotros por el silencio de un océano los escrúpulos, las dudas, las vacilaciones y las razones que motivan el estado actual de sus manifestaciones”.

En 1928, Victoria Ocampo le encargó al arquitecto suizo la construcción de una casa en la calle Salguero, de Buenos Aires. Le Corbusier viajó a la capital argentina y le diseñó un plano que la escritora, finalmente, rechazó. Aprovechó ese viaje para dar en nuestro país diez conferencias que luego serían reunidas en un libro. Acompañado por la escritora, vino a conocer la ciudad de La Plata, sin sospechar entonces que un par de décadas después se haría cargo de la construcción de la Casa Curutchet.

Desde entonces, mantuvo correspondencia con la directora de la revista Sur, y en una de sus cartas le confiesa sus deseos de volver a nuestro país, no para dar conferencias –“eso ya es cosa hecha”–, sino para construir: “Europa está enferma, embrutecida. Buenos Aires puede hacer lo que hay que hacer: construir”.

Amancio Williams había egresado de la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Buenos Aires en 1941, y formó su propio estudio como centro de experimentación, investigación y enseñanza. Trabó epistolarmente una relación fluida con Le Corbusier. En 1947 se conocieron personalmente en París, en ­L’Exposition Internationale de l’Habitation que se realizaba en el Grand Palais. Cuando en 1949 Le Corbusier aceptó realizar la casa del Dr. Pedro Curutchet, cirujano e inventor de instrumental quirúrgico, propuso para la dirección de la obra a los arquitectos Williams, Ferrari, Kurchan, Bonet y Gómez Gavazzo: “La realización de la construcción será controlada por uno de mis amigos de Buenos Aires, que usted podrá elegir entre aquellos que le indicaré. Se trata de arquitectos capaces de controlar los planos que yo establezca y de comprender perfectamente su espíritu”.

Amancio Williams sería el elegido para llevar a la práctica el proyecto, pero plasmando también ideas propias de gran creatividad, a la altura del gran valor histórico que tiene la obra: la única construida por Le Corbusier en América Latina.

Recordó en alguna oportunidad Curutchet: “Yo le escribí desde La Plata a un arquitecto de Buenos Aires, diciéndole lo que yo quería, y no me contestó. No me pregunte su nombre porque no lo recuerdo: era un arquitecto que publicaba mucho en ese tiempo.
Me puse a estudiar más de cerca el tema y era un lugar tan bien ubicado, en el Paseo del Bosque, que para ser bien explotado podría serlo aún más con un arquitecto moderno, un hombre de las ideas de Le Corbusier”. En agosto de 1948, viajó a Pa­rís la hermana del médico, quien se entrevistó con el profesional europeo para proponerle el trabajo. Arreglaron las condiciones económicas y escribió a Curutchet: “Me complace realizar este trabajo porque su problema es el típico de una pequeña casa que siempre ha suscitado todo mi interés. Su programa, la casa de un médico, es extremadamente atractivo desde el punto de vista social. Estoy interesado en la idea de hacer de su casa una pequeña construcción doméstica como una obra maestra de simplicidad, funcionalidad y armonía”.

La casa fue declarada de interés provincial, turístico y Monumento Histórico Nacional en 1987. El 17 de diciembre de 2010, el Senado bonaerense sancionó una ley que declara al inmueble “de utilidad pública y sujeto a expropiación”, para “preservar, enriquecer y difundir el patrimonio cultural, histórico, arquitectónico y urbanístico”.

La vivienda, cercana al Bosque, fue levantada sobre un terreno de 180 m². Le Corbusier estableció cinco premisas que debía regir la construcción: planta libre, para circular; pilotes (columnas circulares erigidas en toda la casa); única fachada de gran libertad; ventana longitudinal de una punta a la otra del edificio; y terraza jardín para esparcimiento.

La Casa Curutchet es el principal escenario de la película El hombre de al lado, película dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat , nominada a los premios Goya, una comedia negra que desarrolla hábilmente un conflicto entre vecinos.

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