Los grandes desconocidos

La española Mariana de Silva era poetisa, traductora de tragedias francesas y pintora. Sin embargo, no se hizo famosa por su currículum, sino por ser ambidiestra, por escribir correctamente con ambas manos. Ello despertó una enorme curiosidad al punto de que la gente acudía a verla escribir, como si de un espectáculo se tratara. Algunas de sus pinturas la llevaron a ser nombrada socia de honor de la Academia de San Fernando y de la Imperial de Bellas Artes de San Petesburgo.

Al fallecer el ingeniero suizo Maurice Koechlin, se publicó en la prensa una curiosa información en la que se afirmaba que este había sido el que ideó y construyó la torre Eiffel. Koechlin, algunos años después de terminar sus estudios de ingeniería, ingresó en la casa constructora de Gustave Eiffel y se convirtió en uno de sus más fieles colaboradores. Allí, según la aludida información y destinada a la exposición universal que habría de celebrarse en París en 1889, cinco años antes que esta fecha discurrió la torre que llevaría luego el nombre del ingeniero que daba el suyo a la casa donde Koechlin trabajaba.

Sin embargo, en una entrevista concedida en 1939 a la revista

La Renaissance con motivo del 50º aniversario de la Torre Eiffel, Koechlin afirmó modestamente lo siguiente: “El padre indiscutible de la Torre es Eiffel [...] incansable perseverante [...] Él seguirá siendo el hombre que la hizo realidad y que con su prestigio y audacia fue capaz de convencer a los poderes públicos e imponer su proyecto”.