Cultura

Marguerite Duras, una de las autoras del mejor cine francés

Escribió más de 40 libros, una docena de obras de teatro y guiones cinematográficos. También fue directora de numerosas películas. Se acaba de reeditar El amante, su novela más exitosa.

Marguerite Germaine Marie Donnadieu escribió en una carta: “Si hubiera muerto ayer, habría muerto a los 18 años. Si muero dentro de un decenio, me habré ido también a los 18 años”. Es que esta escritora nacida en Saigón el 4 de abril de 1914, conocida con el nombre elegido de Marguerite Duras, vivió sus 82 años de vida en estado de juventud perpetua.

Fue activa militante de la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra ­Mun­dial, estrechamente vinculada a Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir. Escribió numerosas novelas y guiones cinematográficos. Ni la edad ni las adversidades impidieron que siguiera escribiendo hasta el final de sus días. “Escribir es no poder evitarlo”, dijo alguna vez, y también afirmó: “Cuando es­cribo, no muero”.

Acaba de reeditarse El amante, su novela de 1984 con la que ganó el premio Goncourt, cuyo importe económico es irrisorio, el equivalente a diez euros, pero con una proyección internacional enorme, y que vendió más de tres millones de ejemplares y se tradujo a 40 idiomas. Una historia ambientada en la Indochina colonial que fue llevada al cine por Jean-Jacques Annaud. Esa adolescente de 15 años que se hace amante de un hombre rico durante un año y medio, una historia impregnada de una tristeza y un erotismo sutil e irresistible, está basada en un episodio ­autobiográfico de la autora. Mucho se ha escrito sobre la relación turbulenta de la escritora con el director, desde que le cedió los derechos en 1991 para filmar la historia. Una relación signada por peleas, reconciliaciones fugaces y la desvinculación final de Marguerite Duras como guionista. Los inconvenientes comenzaron antes del rodaje. “¿Para qué irse a Saigón? ¿Para qué filmar el Mekong? Si se podía haber filmado aquí en el Sena como lo hice yo misma cuando dirigí India Song, y la actriz es demasiado bonita .Todos la mirarán y es ella la que debe mirar en el filme, jamás debe ser ella el foco de ­atención, sino lo que ella ve”, protestaba la escritora.

Pero El amante no es la única obra en la que Marguerite Duras cavó hondo en su pasado para mostrar claves de su vida, ya lo había hecho en This angry age, una película de 1958 protagonizada por Silvana Mangano y Anthony Perkins, de cuyo guion es autora, y que cuenta la historia de una mujer que, junto a sus dos hijos, intenta levantar una plantación de arroz en el delta del Mekong. Esa mujer era su madre, quien fue estafada y enfrentada al fracaso y la desolación. Dijo la escritora: “Creo que siempre o casi siempre en la infancia la madre representa a la locura. Nuestras madres siempre permanecen como las personas más locas y extrañas que jamás hemos conocido”.

Tuvo una relación inseparable tanto con la literatura como con el cine, ambas ­actividades se retroalimentaban. Allí están la actriz francesa y el arquitecto japonés en el centro de Hiroshima mon amour, atravesados por los fantasmas de la memoria, o aquella Anne Desbaredes, protagonizada por Jeanne Moreau, de Moderato cantabile, embriagada de deseo de infidelidad, que se encuentra en un café con el personaje ­encarnado por Jean-Paul Belmondo para reconstruir un crimen pasional ocurrido allí mismo. O la sobreviviente de la guerra que cree reconocer a su amor en un mendigo amnésico de Una larga ausencia, película que ganaría la prestigiosa Palma de Oro en el ­Festival de Cannes. Tres películas en las que fue guionista y que dirigieron, respectivamente, Alain Resnais, Peter Brook y Henri Colpi.

Como directora hizo un cine extremo, ascético, desnudo, misterioso. Un cine contra todo artificio y ruido. Un cine que reinventa al cine en cada película. Le preguntaron alguna vez si lo que hacía es otro cine: “Sí, lo creo. Cuando consigo resolver mis películas dentro de las trampas del cine, cuando quedan colgadas como interrogaciones constantes, cuando no puedo librarme sobre su obsesión, entonces, he hecho cine”.

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