Pérdida de valor inmobiliario y casas a la venta en la zona del incendio

Se cumplieron dos meses del fatídico siniestro de diagonal 77 y 48 y tanto casas como departamentos linderos al depósito clandestino quedaron destruidos y ya se pusieron a la venta.

De forma lenta y paulatina, los vecinos del barrio en donde se produjo el fatídico incendio del 16 de julio comienzan a recuperar la normalidad.

El dueño de la farmacia de diagonal 77 entre 2 y 3 admitió que las ventas volvieron a repuntar en las últimas dos semanas, aunque las pérdidas ocasionadas durante el primer mes y medio luego del incendio no volverán a recuperarse.

Distinto es el caso del verdulero de 3 y 48, quien asegura haber perdido definitivamente la clientela por los trabajos de demolición que quedaron inclusos por una resolución judicial que se interpuso en el medio de las obras.

Por un lado, un grupo de concejales había impulsado una medida judicial para que se conozcan los detalles de la licitación con el grupo Mitre, al que se les asignó las tareas de tirar abajo el viejo depósito que se prendió fuero. Pero solamente llegaron a demoler dos pisos de los tres que estaban edificados.

Ahora la obra está parada, aunque se habilitó la circulación de los autos por las calles 48 y por el diagonal 77, pero varias viviendas, departamentos y casas, siguen sin poder habitarse. Tanto es así que los carteles de venta de inmuebles comenzaron a ganar la cuadra y las inmediaciones del viejo depósito, por el cual una de las integrantes de la familia Aloise había ofrecido a un empresario de nombre De Paoli para que se haga cargo de la demolición, ya que se trataba de su propiedad.

“Las ventas bajaron y recién ahora empezaron a volver los clientes. Pero el comentario sigue estando en todo el vecindario”, explicaron desde una panadería que está sobre el cruce de diagonal 77 y 48.

Integrantes de la mutual AMEPA, que funciona en la esquina de 3 y 48, también se quejaron por la imposibilidad de usar unas cocheras que estaban cercanas al depósito que se prendió fueron la mañana del 16 de julio.

Lo cierto es que todo cambió desde aquel día. Los habitantes de los departamentos de planta baja de la calle 48 entre 2 y 3 siguen esperando que retiren los escombros que quedaron de los trabajos de la demolición y el valor inmobiliario de las propiedades se fue devaluando.

“Viví tres semanas en la casa de uno de mis hijos hasta que un día me dio nostalgia y quise volver. No podía creer cómo me quedó el fondo del departamento”, reveló Aída, una jubilada de 80 años a la que le cambió la vida en el receso invernal de 2025.

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