Teria, un trastorno que no es capricho, aumenta entre los más chicos

La sigla significa Trastorno por Evitación o Restricción de la Ingesta de Alimentos. Suele presentarse en niñas y niños pequeños y persistir hasta la edad adulta si no tienen tratamiento adecuado.

El pollo en plato, en sándwich no. Verduras, solo las rojas. “No me gusta el agua, necesito tomar otras cosas”. Estos pueden parecer caprichos a primera vista, pero este comportamiento en los niños, mayormente, puede ser un caso de Teria.

Recién en 2013 este cuadro fue definido como un trastorno de la alimentación y se incluyó en el DSM-5, el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales.

“Es muy importante entender que alguien con Teria no es un caprichoso ni un selectivo. Este es un trastorno psiquiátrico, atrás hay rasgos biológicos y está relacionado con el funcionamiento del cerebro: algo generó los hábitos y las selecciones de la comida”, explicó Juana Poulisis, psiquiatra y presidenta del capítulo hispano de la Academy of Eating Disorders.

Diario Hoy se comunicó con el nutricionista Eduardo Ferraresi, quien dijo que “algo que hay que tener en cuenta es que, a diferencia de la bulimia y la anorexia, que son otros trastornos alimenticios, estas personas no tienen una distorsión de la imagen corporal, tranquilamente una persona adulta con Teria puede ser un poco obesa o tener sobrepeso, pero es precisamente por llevar la dieta que lleva, en la que solo come determinadas cosas y no una dieta balanceada”.

Tipos y características

Existen tres tipos de Teria: evitación y asco por las características de ciertos alimentos; miedo a atragantarse o a vomitar; y falta de interés por comer o alimentarse. Aunque es verdad que puede presentarse en cualquier momento de la vida, es cierto que mayoritariamente se da en niños, que es la etapa donde la relación con la comida y otros hábitos se desarrolla y que, de no ser tratado, pueden trasladarlo a la adultez.

Aunque muchos chicos comen de manera selectiva, esto no quiere decir que presenten el trastorno. Según estudios publicados por la Academia de Pediatría de los Estados Unidos, entre un 20 y 30% de los niños y las niñas comen mal o tienen alguna dificultad con determinados alimentos, pero esto mejora alrededor de los 10 años o en la adolescencia sin la necesidad de tratamiento.

Según Ferraresi, “las personas que sufre de Teria se distinguen por la gran insistencia en no comer determinadas cosas a toda costa, lo que los puede llevar a tener problemas de crecimiento o malnutrición, pero esos no son los únicos problemas, por eso mismo yo creo que un paciente con Teria tiene que ser tratado también con psicólogos o psiquiatras, porque también acarrea problemas sociales, al no concurrir a determinados eventos o lugares por la comida”.

“En la actualidad, hay un aumento en todas las presentaciones de los trastornos de la conducta alimentaria, también en Teria”, afirma Olga Ricciardi, fundadora y directora del Centro Especializado en Desórdenes Alimentarios (CEDA). La psicóloga agrega que se modificó el rango etario de los consultantes, “con la presencia de niños en tratamientos en nuestra institución desde los 4 años”.

Cómo ayudar en el tratamiento

Las selección de alimentos por color, textura o aroma, no comer por miedo a vomitar o atragantarse, o mucho tiempo frente al plato sin poder terminar la porción son algunos de los indicios para darse cuenta de un posible caso de Teria. Por otra parte, el tratamiento consiste en una rehabilitación alimentaria. Poco a poco, los chicos o las personas van teniendo una exposición progresiva a los alimentos que rechazan. No es fácil, y siempre con la ayuda de un equipo interdisciplinario formado por un nutricionista y un terapeuta, y un pediatra si se tratase de un niño.

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