Golpe en Myanmar: la Policía mató a dos manifestantes y sigue el caos

Dos manifestantes fueron abatidos a tiros por la policía y militares.

Al menos dos personas murieron y unas veinte resultaron heridas ayer en Mandalay, una de las principales ciudades de Myanmar (antes Birmania), cuando la Policía y soldados del Ejército abrieron fuego contra manifestantes que protestaban pacíficamente contra el golpe de Estado ocurrido en ese país asiático el primer día de este mes.

La violenta represión tuvo lugar en las inmediaciones del astillero de Yadanarbon, en Mandalay, cuando los soldados aprehendieron a ingenieros y mecánicos de barcos que se plegaron al movimiento de desobediencia civil contra la junta golpista e intentaron obligarlos a llevar agua y petróleo a otra ciudad birmana.

Tras la primera escaramuza, una veintena de camiones cargados de soldados y policías, dos de ellos armados con cañones de agua, llegaron al lugar y comenzó una represión más intensa. Los efectivos y soldados dispararon contra la multitud con balas de goma y de plomo. Mataron a dos personas, entre ellas un joven de solo veinte años que fue baleado en la cabeza.

El golpe ya había producido la muerte de una joven de esa misma edad, Ma Mya Thwet Thwet Khine, quien resultó herida por un disparo policial durante una protesta y fue internada con muerte cerebral. Su familia finalmente autorizó la desconexión de la asistencia vital ya que se determinó que su recuperación era imposible.

Los militares golpistas imputaron por “incitación a la violencia”, el jueves último, al gobernador de Mandalay, Zau Myint Maung.
El alto representante de la Unión Europea, Josep Borrell, condenó ayer duramente la represión del régimen golpista contra los manifestantes. “Llamo a los militares y todas las fuerzas de seguridad en Birmania a cesar de manera inmediata la violencia contra los civiles”, expresó en un comunicado.

Al menos 19 policías se unieron a las protestas populares contra el golpe de Estado y el arresto de la líder Aung San Suu Kyi, ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1991. El movimiento de desobediencia civil fue inicialmente encabezado por los médicos, que se negaban a volver al trabajo hasta que la mujer fuera liberada junto al también detenido presidente electo, Win Myint. La junta golpista hizo arrestar a decenas de médicos y otros centenares debieron ocultarse.

Una inesperada derivación del caos político y social en Myanmar es que los 2.000 monos del santuario de Pho Win Taung, un sitio de peregrinación, están enfrentando la escasez de comida porque el lugar ya casi no recibe visitantes que los alimenten, informó el diario Myanmar Times. Los empleados administrativos del santuario asumieron la tarea, pero no dan abasto debido a la gran cantidad de simios que viven allí.

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