Polonia hizo retroceder a migrantes que quisieron cruzar desde Bielorrusia

Más de 2.000 hombres, mujeres y niños, en su mayoría de Siria e Irak, están agolpados desde hace varios días en una zona boscosa de la frontera oriental.

Grupos de migrantes que quieren radicarse en la Unión Europea (UE) intentaron otra vez cruzar la frontera desde Bielorrusia a Polonia, pero todos los que lo lograron fueron detenidos, informó ayer el gobierno polaco, en medio de una crisis humanitaria en ciernes en esa zona y de una creciente disputa política en torno a la situación.

Más de 2.000 migrantes, en su mayoría de Siria e Irak pero también algunos del norte de África, están agolpados desde hace varios días en una zona boscosa de la frontera ­oriental del bloque europeo, soportando ­temperaturas heladas y en condiciones de enorme vulnerabilidad.

Frente a ellos hay una valla de alambre de púas, que muchos intentaron saltar o cortar, pero los que lo lograron se encontraron del otro lado con un importante dispositivo de unos 15.000 soldados que les cortaba el paso.

La prensa no puede acceder al lugar, pero imágenes difundidas por las autoridades de los dos países muestran a centenares de ­hombres, mujeres y niños en carpas o ­directamente tiradas en el suelo, agrupados en torno a fogones para hacer frente a las bajas temperaturas.

“Cientos de hombres, mujeres y niños no deben ser obligados a pasar una noche más en un clima glacial sin refugio, alimento, agua y cuidados médicos adecuados”, denunció la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, en un comunicado.

“Exhorto a los Estados concernidos a tomar medidas inmediatas para desactivar y resolver esta situación intolerable conforme a las obligaciones que tienen en virtud del derecho internacional de los derechos ­humanos y de los derechos de los refugiados”, añadió.

Lejos de oír ese pedido, los líderes europeos acusan al presidente bielorruso, Alexander Lukashenko, un aliado de Rusia, de atraer a migrantes de Medio Oriente a su país y luego enviarlos a la frontera con Polonia, en represalia por las sanciones de la UE contra su país impuestas por la represión a la oposición tras la elección presidencial de 2020.

Sin embargo, Bielorrusia dice que no tiene ni dinero ni medios en general para contener el flujo de migrantes, que las acusaciones no tienen fundamento y que Polonia muestra “indiferencia y actitud inhumana” por negarse a recibir a los migrantes.

El presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se trasladó ayer a Varsovia y habló de “un ataque híbrido, brutal, violento e indigno” por parte de Minsk y pidió “actuar con rapidez y decisión” para resolver la crisis.

En tanto, la jefa de gobierno saliente de Alemania, la canciller Angela Merkel, habló con el presidente ruso Vladimir Putin para que intervenga y dialogue con su aliado Lukashenko.

En su llamada telefónica, la líder alemana le pidió “actuar” contra “la instrumentalización de los migrantes por parte del régimen en Bielorrusia”, informó su portavoz, Steffen Seibert.

Pero el Kremlin manifestó que se opone a culpar a Bielorrusia de la crisis migratoria, según declaró la vocera de la diplomacia rusa, María Zajárova. “La crisis actual tiene su ­origen en la injerencia de Occidente en los asuntos de países de Oriente Medio y África del Norte, así como en el fracaso de la operación estadounidense en Afganistán”, prosiguió la diplomática, citada por la agencia de noticias Sputnik.

El primer ministro polaco, Mateusz ­Morawiecki, acusó incluso a Putin de “orquestar” este movimiento de migrantes, acusaciones que Moscú calificó de “irresponsables e inaceptables”.

En agosto, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) exigió a Polonia y Letonia proporcionar asistencia a los inmigrantes varados en sus fronteras.

Este mes, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) llamó a los Estados a cumplir con sus compromisos internacionales y dar un trato humano a los inmigrantes independientemente de su situación legal. Sin embargo, la UE insiste en su narrativa de que la situación actual es una represalia de Lukashenko por sanciones que el bloque le impuso a su gobierno por reprimir una ola de protestas opositoras.

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