Récord de muertos en Myanmar en el Día de las Fuerzas Armadas

Los militares y la Policía asesinaron al menos a 114 personas que protestaban contra el golpe de Estado ocurrido en febrero. Ya son 440 las víctimas fatales del régimen, entre ellas más de veinte niños.

El Día de las Fuerzas Armadas marcó ayer en Myanmar la jornada más sangrienta de la represión desde que una junta militar dio un golpe de Estado y se hizo con el poder el 1° de febrero. Al menos 114 personas murieron a lo largo del país asiático, en manifestaciones callejeras en protesta por el golpe y para pedir por el retorno de la democracia.

La matanza se produjo en momentos en que la junta golpista recibe una fuerte de-saprobación por parte de organismos internacionales, además de la oposición interna de la Liga Nacional por la Democracia (LND), el partido que ganó las elecciones, de grupos armados no gubernamentales y, por supuesto, del pueblo birmano, que desde el primer día de la dictadura no ha dejado de salir a la calle para reclamar la restitución del gobierno elegido democráticamente y la liberación del presidente electo Wyn Myint y la líder popular Aung San Suu Kyi.

Además de las manifestaciones callejeras, se mantiene fuerte el movimiento de desobediencia civil, que fue nominado al Premio Nobel de la Paz. Aung San Suu Kyi ya recibió ese galardón en 1991, justamente por su oposición a un régimen dictatorial.
La jornada de ayer llevó a 440 la cuenta de muertos en manifestaciones contra la junta golpista. Al menos una veintena eran niños. Algunos de ellos participaban en protestas y otros fueron abatidos al quedar en medio de tiroteos o durante allanamientos en sus viviendas. Khin Myo Chit fue quizás la víctima fatal más joven: tenía 6 años y 3 meses de edad. Cuando los soldados abrieron de una patada la puerta de su casa, la niña corrió a los brazos de su padre, diciendo: “Estoy asustada”. Uno de los soldados le dijo “Yo no estoy asustado”, y le disparó.

En el Día de las Fuerzas Armadas se celebra la resistencia de Myanmar contra los fascistas japoneses, en 1945. Pero los manifestantes lo bautizaron “Día Revolucionario” y salieron a las calles a raudales para hacer oír su descontento. La respuesta de las fuerzas armadas produjo el peor baño de sangre hasta el momento.

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