Un secuestro de mujeres que pasó a ser leyenda
El rapto de las sabinas es un hecho histórico de la época de la fundación de Roma, en el que se cruzan el deseo sexual y la guerra.
El rapto de las sabinas es un capítulo histórico que describe el secuestro de mujeres de la tribu de los sabinos por los fundadores de Roma, que según el historiador romano Tito Livio tuvo lugar a mediados del siglo VIII a. C. Ante la escasez de mujeres y la negativa de los pueblos vecinos a que ellas se desposaran con los romanos, estos idearon un plan que debía tener lugar durante la fiesta de Neptuno Ecuestre. Durante los festejos, a una señal de Rómulo, cada romano agarró a una mujer sabina; fueron treinta las raptadas que luego casaron con sus raptores.
Asimismo, con esta leyenda ilustraban los romanos que su ciudad había nacido de la unión de dos pueblos: latinos y sabinos, a los que pronto se sumó un tercer elemento: los etruscos, un pueblo muy avanzado, que poblaba la actual Toscana y que poseía importantes intereses comerciales en la región del Lacio.
El vínculo entre guerra y violencia sexual, desafortunadamente, fue inescindible: en los mitos abundan las mujeres “raptadas” o “seducidas”, eufemismos con que se sublimaba una violencia primigenia, fundadora y sagrada. Así, por ejemplo, en la leyenda del rapto de las sabinas, en que el secuestro masivo de estas mujeres por parte de los fundadores de Roma termina por interponer sus cuerpos en un dilema sin solución satisfactoria: si los romanos vencen con las armas, se enfrentan a la pérdida de padres y hermanos; si se imponen los sabinos, a una viudez prematura. El tema ha sido trasladado, una y otra vez, al arte pictórico y escultórico; ocupa paredes y salas de exposición en el Louvre de París, la National Gallery de Londres, el museo de la Universidad de Princeton.
Pasando del mito a la realidad, otro caso revelador lo ofrecen los recurrentes conflictos entre griegos y persas que marcaron el siglo V antes de Cristo. Inmortalizadas por Heródoto, estas guerras se libraron también en el ámbito de lo artístico: en algunas vasijas griegas los persas aparecen como figuras aterrorizadas, cuerpos dóciles y feminizados huyendo de unos guerreros griegos que los persiguen desnudos.
En un amplio paisaje con fondo montañoso se enmarca un templo tetrástilo que se recorta ante una fronda de elevados árboles, y delante, en distintos planos, ubica Pradilla los grupos de romanos y sabinos que protagonizan esta dramática página de la historia romana. En esta obra, muy colorista y con un marcado clasicismo academicista, varios de sus personajes recuerdan a otros que aparecen en el cuadro del mismo título pintado por Nicolas Poussin entre 1637 y 1638, conservado en el Louvre, en París, que Pradilla pudo conocer a través del grabado realizado en 1808 por Abraham Louis Girardet. Destaca, particularmente, la figura masculina central, que recuerda al grupo de la derecha de la composición de Poussin, y la mujer en actitud suplicante que se representa con idéntico tocado.
El cuadro de las Sabinas fue el último ejercicio realizado por Pradilla para completar las pruebas de selección de los pensionados en la nueva Academia de Bellas Artes de España en Roma, creada en 1873. A lo largo de su carrera, Pradilla desarrolló una amplísima obra, en la que ocupan un importante lugar las pinturas de historia, pero también los paisajes y la pintura costumbrista, los retratos y las composiciones mitológicas. Por otro lado, hay un célebre cuadro homenaje a las Sabinas de Jacques Louis David, quien, durante su estancia en prisión, comenzó a pensar en la obra, buscando un episodio histórico en la Antigüedad que sea adecuado para expresar su opinión sobre lo que estaba aconteciendo en Francia.
Actualmente, las Sabinas es un colectivo de jóvenes feministas y activistas de la periferia del área metropolitana de la Ciudad de México, que busca visibilizar y erradicar la violencia sexual. Su nombre y su lucha está inspirado en aquel mito romano de las treinta mujeres de Sabinia que fueron secuestradas y obligadas a casarse con sus captores, pero que luego se convirtieron en sobrevivientes de violencia para construir la paz y crear una nueva sociedad.